Psicofonías

(algo así como el blog de Psicobyte)

Enhorabuena

Mi más sincera enhorabuena a la gente de Kandor (los de las pelis de dibujitos, no los de la ciudad embotellada), porque últimamente están que lo petan.

Actualización: Se puede ver el cortometraje "La dama y la muerte" en su página oficial.

Gonzalo Puente Ojea

Si puedes y te apetece, tienes una cita para el próximo martes 13 de octubre, a las 12:30 horas, y en el Aula García Lorca de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada.

Gonzalo Puente Ojea dará una conferencia bajo el título "La religión vista desde hoy".

Para ir abriendo boca, ahí te dejo un vídeo:

Software Freedom Day

Este post se publica simultáneamente en Psicofonías y en el blog de la Oficina de Software Libre de la Universidad de Granada.

Mañana es el día de la libertad del software.

Aunque es una celebración con más espíritu lúdico que "académico", por todo el mundo se llevarán a cabo montones de actividades, conferencias, mesas redondas, debates...

Entre esos actos, tienes el que organiza la Oficina de Software Libre de la Universidad de Granada, al que está invitado todo el que quiera pasarse por la ETSII de 10:00 a 2:00 de la mañana (Aquí tienes el programa).

En la mayoría de ellos, se podrá ver a montón de gente mostrando lo bueno que es y lo bien que funcionan distintos programas libres, otros que ha convertido esto del software libre en un negocio o una profesión, junto con los inevitables discursos de las autoridades pertinentes en cada caso diciendo que esto del SL es una cosa maravillosa y que viene genial para la economía ahora que tenemos la crisis y eso.

Y, bueno, todo eso está muy bien y, además, seguramente es cierto.

Pero, me pregunto ¿Y si no fuera tan rentable o tan buen negocio?

¿Dejaría de ser importante esto del Software libre?

Y es que esto del software libre parece una cosa muy moderna y que ahora está de moda, pero en realidad es tan antiguo como la informática, o incluso mucho más.

Porque, para empezar, el software nació libre.

Al principio, la gente escribía programas, y se los pasaba a otra gente que los modificaba y se los pasaban a otros...

¿Cómo iba a ser de otro modo? ¿Para qué me sirve esconder un programa y quedarmelo sólo para mí? Crear un programa puede ser mucho trabajo (y por eso es mejor compartirlo y que te ayuden), pero una vez hecho ese trabajo, hacer una copia para otra persona es virtualmente gratis en tiempo, esfuerzo y dinero.

Pasó bastante tiempo antes de que a alguien se le ocurriera que se podía vender un programa informático. Y cuando lo hizo, seguramente la gente que tenía alrededor le diría algo como "Pero si son sólo bits, cualquiera puede copiarlos o rehacerlos. ¿Cómo vas a vender eso?".

Para que el negocio funcionase tenían que entrar de por medio la justicia, los abogados y es clase de gente. Si las leyes de la naturaleza hacían que copiar software fuera tan fácil, se usarían las leyes humanas para impedirlo.

Y ahora nos encontramos en la paradójica situación de que tenemos que organizar un movimiento del software libre para reclamar algo que ya teníamos hace mucho tiempo.

Se puede adornar con toda la palabrería que quieras, pero la filosofía que subyace al movimiento del Software libre es muy simple, y se puede resumir en un derecho y un deber.

El derecho es el que todos tenemos a aprender y hacer uso del conocimiento de los demás.

Y el deber es su contrapartida, el de aportar nuestro conocimiento en beneficio de los otros.

Esta filosofía es mucho más antigua que el movimiento del Software libre, mucho más antigua que el propio Software.

Se trata de una filosofía que es, al menos, tan antigua como la Civilización (así, con mayúsculas). Porque es la misma base que hace posible la Civilización.

Cada día, a cada instante, disfrutamos del derecho de de disfrutar, utilizar y aprender de todo el conocimiento acumulado de generaciones de personas.

Y en cada momento de nuestra vida tenemos el deber de retornar, enriquecido y ampliado en la medida de la capacidad de cada uno, ese conocimiento para disfrute, uso y aprendizaje de los demás.

Y esto es, al fin y al cabo, lo que pide el movimiento del software libre.

No es economía, ni negocio, ni moda, ni nada de eso.

Es sólo la Civilización.

Sobre la memoria

Olvidar es morir

Mi ciudad (en realidad, sospecho que es todo mi país) se hace a veces extraño a los forasteros.

Si yo tuviese la intención de deshacerme de un cadáver, no usaría ácidos, motosierras ni todo ese tipo de cosas tan engorrosas e incómodas.

Yo vestiría el cuerpo con un uniforme de miliciano y lo dejaría tirado en la Plaza de las Pasiegas, frente al Ayuntamiento o en la puerta de los Juzgados.

Las Autoridades (así, con mayúscula), verían el uniforme de mi víctima, y correrían a apartar el cuerpo y ponerlo fuera de la vista, donde no molestase y, a ser posible, fuera olvidado lo antes posible.

Porque mi ciudad (en realidad, sospecho que es todo mi país) tiene un problema psicológico con esos temas.

Verás: La televisión nos tiene muy mal acostumbrados. Pon, por ejemplo, CSI.

En esa serie ves cómo la policía (o quién sea) encuentra uno o más cadáveres (o fragmentos, o indicios). Entonces llaman al Grissom (o al que corresponda), que se pone a investigar y (como es televisión), acaba descubriendo cómo murió esa gente, quién fue, y todas esas cosas. Luego vendrán los juicios etc.

Aquí las cosas son distintas.

Aquí un tipo se encuentra una fosa llena de cadáveres, o hay otra que todo el mundo sabe/sospecha que está ahí y, en vez de llamar al Grissom de turno (que aquí se llamaría Rodriguez), dicen "Es de la Guerra Civil, no removamos eso", y no se hace nada.

Hazte la imagen mental, porque es un tanto surrealista: Montones de cadáveres por ahí diseminados, y todos tratan de olvidarlos y mirar para otro lado porque se supone que son de la Guerra Civil, y se supone que eso es un tema tabú.

En la transición del Nacionalcatolicismo a la Democracia, se decidió que a los criminales de guerra o de la represión posterior no se les perseguiría ni se les juzgaría.

Eso es lo que el Cardenal Rouco llamó "el espíritu de reconciliación" que presidió la transición.

A mí, lo de "espíritu de reconciliación" me suena bastante bucólico. Uno casi puede imaginar una escena de la época, con Carrillo y Arias Navarro corriendo de la mano por una pradera florida, murmurándose un "pelillos a la mar" entre sonrisas enamoradas.

De banda sonora, dudo entre "Imagine" y "When a man loves a woman".

Claro, no hubo tal escena.

El supuesto "espíritu de reconciliación" debería llamarse mejor "acojone generalizado".

Cuando, en esa época, tenías a los militares a punto de sacar los tanques a la calle con la expresa intención de mandarlo todo a tomar por culo otra vez, había cosas que no se podían hacer.

Porque treinta años mas tarde es fácil decir qué debían haber hecho y qué no, pero entonces las cosas se veían muy distintas.

Acércate tú al hijo de puta de las gafas de sol y las metralletas, que está deseando dar un golpe de estado con sus amiguitos, y dile que lo vas a juzgar por sus crímenes. Habrías hecho una transición, pero entre los estados de vivo y muerto. También habría sido breve.

Eso si no te pillaban antes los cabrones de "Cristo Rey" o "la Triple A" (Alianza Apostólica Anticomunista).

Así que, lo de "espíritu de reconciliación" es bastante subjetivo.

Pero, lo llamemos como lo llamemos, el caso es que a los asesinos del Franquismo se les perdonaron sus pecadillos, y con la ley española en la mano no se les puede perseguir por ello.

Además, para qué nos vamos a engañar: Muchos de ellos ya han muerto, y no se puede llevar a un muerto a un tribunal. Ya olían mal cuando estaban vivos, imagínate ahora.

Pero, estarás pensando, una cosa es que no puedas condenar a esos malnacidos, y otra muy distinta que ni siquiera te molestes en investigar cualquier crimen que, supuestamente, sea cosa suya.

Lo normal, supondrás, es que se investiguen todos los posibles asesinatos, y ya se verá quién es el culpable y qué se hace en cada caso conforme a la ley.

Y aquí entramos en el meollo de todo el asunto.

Porque algunos de esos cabrones pueden seguir por ahí tan campantes y, en cualquier caso, sus herederos (tanto literales como intelectuales) sí que siguen.

Y muchos de ellos están muy bien posicionados política o económicamente. Y no tienen interés en que nadie vaya tocándoles las pelotas por unos muertecitos de nada, que además eran unos rojos y unos masones.

Llámame malpensado (o "cristofóbico", que ahora está de moda), pero a muy poca gente le sorprende que la Iglesia Católica, que vio el alzamiento de Franco como una "Cruzada" y una "una lucha de los sin Dios [la República] contra la verdadera España, contra la religión católica [los golpistas]" (Eso no lo digo yo, que lo dijo nada menos que Su Eminencia el Cardenal primado Isidro Gomá) diga ahora que hay que "saber olvidar" .

El caso es que, cada vez que se habla de eso que hemos dado en llamar "Memoria Histórica" (que básicamente consiste en descubrir quienes son esos tipos anónimos enterrados en las fosas comunes que puntean toda España), se empiezan a escuchar los gritos indignados de todos aquellos a los que esto les resulta inadmisible. Generalmente, el ruido viene del lado derecho.

Pero, insisto, no es que se opongan a que se castigue a los culpables (que también se oponen), si no que ni tan siquiera quieren permitir que se investigue quienes fueron esos culpables ni sus víctimas.

Porque esa es otra: Si, en televisión, llega un tipo al poli de turno a decirle que es mejor que no investigue un crimen, lo normal es que dicho policía sospeche inmediatamente que el tipo en cuestión no debe estar muy limpio. A mí, al menos, me parece bastante lógico.

Y así seguimos. Con campos sembrados de cadáveres que todos parecen querer ignorar.

Todo esto suena un poco surrealista, pero es que mi ciudad (en realidad, sospecho que es todo mi país), a veces es así: un poco surrealista.

Dedicado a mis paisanos del Foro por la Memoria de Granada, cuya página (y set de flickr) he encontrado gracias a Pensamiento personal y transferible.
PPCMS 2022