Un comentario de JJ al post anterior me ha puesto la mosca detrás de la oreja:
Según Google, ahora mismo hay 70 apariciones de las cadenas "flexiputas flexicuotas".
Definitivamente, Li y yo no somos los únicos pervertidos.
He recibido varias copias del texto que sigue de amigos y desconocidos que, basándose en cierta semejanza estilística con el post de matrimonio y católicos, pensaban que podría interesarme. Algunos, incluso, me preguntaban si yo era también el autor de este.
No, no soy su autor (aunque me hubiera gustado) ni tengo nada que ver con él. El texto, como suele ocurrir con estas cosas, se ha propagado por toda la red, y se puede encontrar en multitud de blogs. He estado googleando un poco a ver si lo localizaba, y parece que la versión más antigua (de la que copio la que te pongo abajo) está firmada por un tal Jose Mª Rosell Tous (pero no sé si en calidad de autor o de editor), en Rebelion.org (He llegado a él gracias al blog de Akin. Si alguien tiene alguna otra pista, sería muy interesante conocerla).
Somos un grupo de docentes de todos los niveles educativos que estamos muy preocupados por el bajo nivel cultural en nuestra sociedad, los altos índices de fracaso escolar y la proliferación de telebasura.
Para salir de esta situación queremos traspasar los muros de las escuelas, los institutos y las universidades, llevando la cultura y la educación a ámbitos en los que hasta la fecha hemos estado ausentes, en los que nuestra dejadez ha privado a muchos ciudadanos del derecho universal a la cultura.
Como primer paso, queremos llegar a un acuerdo con las autoridades eclesiásticas para que nos cedan un diez por ciento del tiempo de las misas con el fin de que profesores especialistas en las distintas disciplinas puedan llegar más fácilmente a los creyentes mediante breves intervenciones didácticas.
Estamos estudiando cuál sería el momento idóneo para insertar en las misas contenidos científicos y culturales, tal vez inmediatamente después de la consagración o justo antes del padre nuestro.
Está claro que algunos feligreses podrían, con razón, objetar que ellos no tienen porqué aumentar sus conocimientos ni su cultura, ya que acuden a misa con el sólo fin de orar y escuchar la palabra de Dios.
Para solucionar este problema, y aunque pudiera parecer inconstitucional, a la entrada a la Iglesia les haríamos rellenar un formulario para que manifestaran su preferencia por la religión o la cultura.
Una vez identificadas estas personas, podrían abandonar en el momento adecuado la nave principal de la Iglesia y reunirse en las capillas laterales, la cripta o el salón parroquial. Con el fin de evitar agravios, estas personas podrían recibir durante ese rato charlas de carácter no cultural ni educativo pero muy relacionadas con los contenidos que se estén impartiendo en ese momento al resto de los fieles desde el altar.
Por ejemplo, los feligreses que no quieran repasar la tabla periódica, estudiarán los efectos perniciosos de los colorantes alimentarios, los que no quieran hacer ejercicios de educación física podrán ver un documental sobre la obesidad, y los que no quieran repasar los verbos irregulares ingleses podrían estudiar estadísticas sobre la importancia de hablar idiomas en el mundo moderno.
Los obispos nos han adelantado que no habría problema en computar el tiempo de cualquiera de estas actividades como tiempo equiparable al dedicado a escuchar la palabra de Dios, a la oración, a la contemplación, la penitencia o a la caridad y en ningún caso podrá discriminarse el acceso a la salvación eterna a los fieles en razón a sus preferencias religiosas o educativas.
Tampoco han puesto la más mínima objeción a la aparente contradicción derivada de que el contenido de las misas esté basado en la fe y las creencias, en contraste con la naturaleza científica y académica de los contenidos que habitualmente impartimos en las aulas.
En un primer momento, las clases se impartirían sólo durante las misas obligatorias de los domingos y fiestas de guardar, para más adelante extenderse a otros actos religiosos de asistencia no obligatoria como bautizos, bodas, comuniones, funerales, ejercicios espirituales, ordenaciones sacerdotales e incluso ceremonias de canonización o beatificación.
Pero, ¿de dónde saldría el dinero para pagar al profesorado que trabaje los domingos?. Sin duda alguna de los donativos que los fieles depositan en los cepillos, del porcentaje de impuestos destinados al sostenimiento de la Iglesia Católica o, en general, de los presupuestos de la Iglesia.
Para garantizar la calidad de las enseñanzas impartidas, nuestra asociación gestionaría directamente el dinero aportado por la Iglesia y con él contrataría a profesores de sólida formación pedagógica y científica que se encargarían de impartir las clases durante las misas.
Naturalmente, dado el carácter eminentemente laico de las clases, no dudaríamos en despedir fulminantemente a aquellos profesores que no mantuvieran una coherencia laica entre su vida profesional y personal haciendo cosas como casarse por la iglesia, acudir a misa semanalmente o participar en cualquier tipo de actos religiosos.
Finalmente, llevaremos nuestras negociaciones hasta el mismo Vaticano, con cuyas autoridades firmaríamos un Concordato que garantizara la continuidad de nuestra noble tarea docente en las iglesias durante los años venideros.
Ahí queda eso.
Y, claro, el meme de la lista alfabética de grupos musicales llevaba tiempo dando vueltas por esto del bloguerío, y tenía que llegar.
Concretamente, el culpable de que me caliente la cabeza (¿¿¿Un grupo que empieze con X???) ha sido ese bellaco malandrín de JJ que, con desvergüenza y sin el menor asomo de piedad ni conciencia, me ha enganchado el meme este.
La cosa consiste en poner una lista alfabética de grupos musicales, a razón de uno por letra. De modo que vamos allá:
Como quiero conservar mis amistades, no le paso el tocho este a nadie. Si a alguien le gusta la idea, no tiene más que darse por citado y tomar el testigo.
Un interesante experimento:
Coje a cinco blogueros de los que escriben posts de esos "de actualidad" y "de opinión" y mételos, convenientemente coordinados, "de infiltrados" en una manifestación, para fotografiar, contar e informar a pié de calle.
Si resulta que los cinco elementos son (por riguroso orden alfabético):
Entonces el resultado es un "colectiblog" por el que debería sentir envidia cualquier periódico, y que tú no puedes perderte.
Le han puesto de nombre Manifestómetro, y podría ser una de esas razones que hacen que los medios de comunicación teman por su pervivencia en el futuro. Periodismo del de verdad.
Recordarás, probablemente, aquel post que te escribí sobre el asunto del matrimonio y que me dió tanto alguna alegría como algún disjusto y que es, con diferencia, el más popular que he escrito por aquí.
El post dió para mucho. El blogerío puede ser muy eficiente a la hora de propagar información, e incluso algunos aportaron sus traducciones (Yo lo he visto en catalán, portugués, inglés e italiano). Incluso alguno se ha basado en él, como en una especie de "parodia de una parodia", para intentar expresar lo contrario que yo.
Supongo que no te sorprenderás si te digo que me siento bastante satisfecho.
Pues resulta que Producciones Colargol, una gente de Málaga que se dedica a los cortometrajes, se pusieron en su momento en contacto conmigo para pedirme permiso y esas cosas (Algo que les agradezco, pero que no era necesario, porque mi licencia otorga expresamente ese permiso) y han montado una interesante peliculilla basada en "Matrimonio y católicos".
Pese a que está basada en un texto mío, debo decir que no he tenido nada que ver con su elaboración y que el mérito es exclusivamente de los componentes de Colargol.
EL corto (de algo menos de cuatro minutos) se llama "Taquetesis (una historia contra natura)" y fué presentado al Festival de Cine Instantáneo de Córdoba (Pero, según cuentan, no se ha llevado ningún premio todavía). Los autores lo han puesto para descargar en su sección Cortos de Córdoba (la única objeción es que está en el formato de video de Windows).
Me han avisado de que lo tuvieron que montar a toda prisa (por exigencias del festival), y que hay que retocar cosas como la música y algún doblaje.
A pesar de todo, el cortometraje en cuestión mola mucho y, sobre todo, me hace mucha ilusión aparecer en los créditos de una película.
Y esto es lo genial y fascinante de la cultura libre.
Un texto escrito por un tipo (yo, en este caso) no se agota a sí mismo, si no que sirve de origen para nuevas creaciones, quizás mejores que el original, alimentando la creatividad potencial de cada uno y, por ello, aumentando el "corpus creativo" colectivo. La cultura no es un conjunto de obras estáticas, si no un proceso social que nos engloba a todos.
Si yo hubiese exigido un estricto copyright, si me hubiese reservado todos los derechos, si hubiese impedido el "trabajo derivado", habría frenado la creatividad de otros y, por tanto, me habría perjudicado a mí mismo.
Si yo hubiese impedido la libre circulación de mi porpia obra, nunca habría podido disfrutar de esta película.
Y si esto es cierto para un modesto post de un simple bloguero ¿Te imaginas lo que ocurre al bloquear el libre acceso a las obras de los "grandes autores"?
Todo lo que nos estamos perdiendo por culpa de aquellos que les ponen cadenas a sus propias creaciones.