Psicofonías

(algo así como el blog de Psicobyte)

Viejo

Psicobyte: ¿Cómo está tu sobrina? La última vez que la ví, era un bichito que no levantaba dos palmos del suelo y apenas sabía andar.

JV: Mi sobrina tiene ya doce años, y es más alta que yo.

Hoy Allan Psicobyte se siente viejo.

El Niño

Gracias a la generosidad de fernand0, JJ, y Xavi, tengo tres participaciones, de diez céntimos de Euro para la lotería del niño, con los números 75267, 41148 y 68966, respectivamente.

Voces críticas han considerado esto como un flagrante caso de incoherencia por mi parte.

Mi prensa

Desde que el Ark escribó este post, tenía en el tintero escribir mi propia versión, aunque solo sea por la cosa de autojustificarme.

Porque, como tú ya sabes muy bién, soy un tipo bastante raro. Y un tipo raro debe tener costumbres raras. Y leer cosas raras.

Todos los meses, en torno al día 15, voy al mismo quiosco en busca de mi prensa mensual.

En busca de mi prensa mensual

Mi prensa mensual consiste en estas tres publicaciones (creo que alguna vez lo he comentado en alguna parte):

Le Monde Diplomatique (edición española). "El Diplo" (que, en puridad, no tiene formato revista, si no de periódico) es una edición filial (aunque independiente) del mundialmente famoso periódico francés "Le Monde". Y la Edición española es eso mismo, la versión de este pais donde vivo, que tiene la singular ventaja de estar en español. El Diplo tiene la particularidad de tener gente escribiendo desde todas partes, icluídos esos países que no suelen salir en el resto de publicaciones. Además, tiene ese punto "neo-izquierdista-antiglobalización-pero-moderado" que dá muy buén look a una revista de opinión. Su principal desventaja es que es muy francés (el que haya leído prensa francesa alguna vez sabe a qué me refiero). El segundo defecto es que, al ser mensual, a menudo va desactualizada. Pero lo más importante es que pasear por ahí con el Diplo debajo del brazo dá una imagen de intelctual moderno de lo más "guay". En realidad, lo compro solo por eso.

Investigación y Ciencia. "Investigacioniciencia" (A veces se escribe con las inciales "IyC", pero no conozco a nadie que haya podido darle un nombre pronunciable más corto a esta) es una revista de divulgación científica. No es de esas de "primera publicación", por lo que sus contenidos no son inaccesibles geroglíficos en lenguas herméticas, y la puede leer un ignorante como yó sin que se te quede demasiada cara de tonto. En ella aparece material de lo más variado, desde la teleportación cuántica hasta la física del último jugetito del Ark. O sea, de todo.

El viejo topo. "El Topo" es una revista de opinión de "marcada tendencia política izquierdista" (quiero decir, que es más roja que un bolchevique en confite de fresas). El Topo cunple este més su número 200 y, además, trae una entrevista a Víctor Carceler (quién, entre otras cosas, es el administrador de la XEiLL) a cuento del software libre. Teniendo en cuenta que no es una publicación especializada y que (como todo este tipo de revistas) suele tener una especie de inclinación por las humanidades, el artículo es sorprendentemente bueno. Está bién que estos temas salgan del "Guetto friki" y se hable de ellos en la prensa "de letras" (Despues de todo, el software libre NO es un tema informático, si no un tema social).

Voy al mismo quiosco

El quiosco en cuestión es este de la foto, en la plaza del Campillo:

Mi quiosco

El que vaya siempre al mismo quiosco es porque la señora que lo gestiona ya me conoce, sabe que siempre me llevo lo mismo y, en cuanto me vé aparecer por el fondo de la plaza, me prepara el pack listo para llevar. De todos modos, como es una mujer prevenida, cuando llego a su minúscula ventanilla se asegura "Las tres ¿no?" y, si hay alguna edición especial o algo parecido, trata de colocarmela: "Te he guardado una de estas, por si te interesaba". Y a mí, normalmente, me interesa.

También voy siempre al mismo quiosco porque la susodicha señora me cae bién, todo hay que decirlo.

Todos los meses, en torno al día 15

Lo de que sea precisamente sobre esa fecha también tiene justificación: Las tres publicaciones llegan a los quioscos en distintas fechas y, para ese día, ya suelen haber llegado todas.

En realidad, me podría suscribir a las tres revistas, me las mandarían por correo, y me ahorraría el viaje. Pero me gusta darme mi paseo mensual al quiosco. Es una especie de rito.

Por cierto: La señora quiosquera ha sido la primera persona en desearme una buena entrada de año para el 2005. Como solo nos vemos de día quince a día quince...

Siglas y frases

Lo que sigue no tiene mucho sentido, y es perfectamente obviable. No siempre se puede hablar de cosas interesantes.

Siglas

Hace algunos años, cuando aún encontraba cierto orgullo y placer en mi trabajo, me quedaba trabajando, a veces, los fines de semana. Era un buén momento para hacerlo: No había nadie en la oficina y se podía programar con tranquilidad, sin interrupciones ni distracción alguna. De vez en cuando, me encontraba por allí con el Ark, que iba a hacer lo propio (ignoro si él sigue haciéndolo). En cierto modo, echo de menos esa época.

Uno de esos fines de semana estaba trabajando en un script un tanto particular: Debía gestionar los permisos de diversas aplicaciones web (quién tenía aceso a ellas, y en qué condiciones, y quién no) y mostrar un menú para que el usuario pudiese navegar entre ellas.

En realidad es un programa bastante tonto, aunque recuerdo que, en su época, me pareció algo grande y complicado (Yo empezaba a trabajar con bases de datos, y la cosa me imponía).

Aquel Domingo por la noche, la aplicación estaba prácticamente terminada. "Rodaba" perfectamente (aunque después se depuraría mucho con los años) pero le faltaba un pequeño detalle: No tenía nombre.

Puede parecer una tontería, pero una aplicación "maestra", que va a aparecer contínuamente ante el usuario y va amarcar el modo de uso de la web de la empresa, pedía un nombre que sonase a algo serio y sofisticado.

Pero, en cualquier caso, un Domingo por la noche, después de dos días programando a solas, nadie tiene la cabeza muy clara. Al final, eché mano del típico recurso: Las siglas. El programita se acabó llamando con la original denominación "Sistema Integrado de Gestión". O sea, SIG.

Probablemente, de todo lo que yo he programado para esta empresa, esta sea la aplicación más exitosa y popular.

En realidad, el SIG es conocido por méritos que no son suyos: Cuando un programa web (que suelen correr "bajo" el SIG) se muestra especialmente útil y eficiente, los usuarios asumen que es "el SIG" el que es útil y eficiente. De modo que, en cierta forma, estoy usufructuando méritos ajenos.

Resulta extraño, incluso evocador: las siglas que una noche improvisé sin mucha inspiración seguirán, muy probablemente, formando parte del bagaje de esta empresa mucho después de que yo la haya dejado. Curioso, cuando menos.

Frases

Hace algunos años, cuando aún encontraba cierto orgullo y placer en mi trabajo, tenía la costumbre de incluir una frase en todos mis scripts (casi todos en Perl, claro).

Solían ser frases célebres, párrafos de libros, canciones, etc. Ninguna de ellas tenía mucho sentido ni relacción con el programa en cuestión: La única condición era escribir lo que en ese momento se me ocurriera.

Era una simple tonteriá. Ningún usuario verá jamás esas frases. Si algún día otro programador me sustituye, es probable que prefiera reescribir muchas de esas aplicaciones antes que nadar en su código. En realidad, esas pequeñas tonterías eran uanespecie de firma, un sello de propiedad.

Stanislaw Lem, en "Los tres electroguerreros", uno de los cuentos de sus "fábulas de robots", cuenta que:

Erase una vez un inventor que continuamente ideaba y construía extraordinarios aparatos. Construyó una máquina pequeñísima que cantaba maravillosamente y a la que dio el nombre de pajarolezna. Se hizo un sello con un corazón y ponía esta marca a cada átomo que salía de sus manos, que luego para asombro de los sabios que en sus análisis espectrales atómicos descubrieron aquel reluciente corazoncito.

En cierto modo, esas freses eran el corazón que yo ponía en mis programas.

He recordado todo esto al ver, por casualidad, el código de viejos programas de esa época, porque hace mucho que no continúo con esa costumbre. Hoy día, ya no me queda casi ningún programa que las tenga.

Donde antes decía cosas como esta:

# Para hacer una tarta de manzana a partir de cero,
# primero hay que crear el universo.

Ahora puede decir algo como esto:

# El límite máximo para subir archivos es de 5 Megas, digo yo que bastará...

En realidad, lo segundo es mucho más útil que lo primero. Pero no es lo mismo...

Hace ya mucho tiempo que mis programas no tienen corazón.

require semana::fin;

Si, ya sé que te habrás dado cuenta, pero eso no le resta ni un ápice de solidez al hecho incuestionable de que, hoy, es viernes.

Los viernes son extraños y, como las personas, contradictorios.

Los viernes se termina la "puta semana", que es un subconjunto de la semana compuesto de cinco días laborables. Eso que es, en principio, motivo de gozo y alegría se transforma en desasosiego cuando te das cuenta de que tienes cinco días de fatiga sobre tus hombros. La noche del viernes el cuerpo te pide salir a tomar algo y ver a los amigos. La noche del viernes el cuerpo te dice que tires pa casa, que necesita dormir hasta el mediodía siguiente. Creo que es algo más sicológico que físico, pero ahí está.

Ahora mismo estoy enredado en la depuración de una maraña escrita en perl (que, como todo el mundo sabe, es read only), enfangado hasta require rs::rs_apl; las rodillas (y hundiéndome más) en un error estúpido (algo así como una variable que debería ir a parar a una base de datos pero que, en algún lugar del código, se pierde en el limbo). Seguro que es una tontería, pero mi cerebro se niega else {return 'no';} a funcionar coherentemente.

Y, mientras tanto, hay un tipo que me acosa con modificaciones menores para ese programa, cuando ni siquiera soy capaz de que funcione razonablemente...

Además, dos de mis compañeros de informática se han ido un par de días al SIMO, con lo que la plantilla del departamento se reduce a la mitad. Y esta es una oportunidad que aprovechan los usuarios para fastidiar con un poquito más de dedicación.

Usuario1: La red no funciona, no puedo imprimir por el ordenador de Usuario2.

Psicobyte: ¿Puedes ver su ordenador desde el tuyo?

$_[0]=~ s{(\d\d\d\d)(\d\d)(\d\d)}{$3/$2/$1};

Usuario1: Claro, su mesa está justo al lado de la mía.

Vale. es una simple tontería, y problablemente el error esté en mi nefasta elección de las palabras, pero hay días que no estás para chistes.

Y yo, mientras, estoy intentando averiguar porqué escribí if ($_[0]!~ /[\/,\\,:,\,, ]/ && $_[0]=~/\w@\w/ && $a=~ s/@/@/g ==1){return 'si';}. (Ah, si. Es para validar cuentas de correo)

Psicobyte: No, no sé de qué fecha es la actualización del programa de tarificación que Informático-Ausente1 te envió el mes pasado.

Usuario3: Informático-Ausente1 me dijo que era de Noviembre.

Psicobyte: Entonces, será de Noviebre.

foreach $key (split /\//, $_[1]){

Usuario3: Pero en el programa pone que que es de Ocutbre.

Psicobyte: Entonces, será de Octubre.

if ($key eq $dato){return 'si';}

Usuario3: Pero me dijo que era de Noviembre.

Psicobyte: No te preocupes, Informático-Ausente1 os mandó a todos la misma actualización, y él se ocupa de mandaros la última versión que le pasan. Si has instalado la última que te envió, tienes la que necesitas.

}

Ya, para ellos es importante asegurarse de que tienen las herramientas correctas pero, despues de un més ¿Por qué empieza a preocuparse preciamente hoy? ¿Por qué un viernes? ¿Por qué a mí?

Si yo
if ($tipodato{$EstaFase[$inc]}=~ /^op:/){
lo que
$valor=$tipodato{$EstaFase[$inc]};
quiero es
$valor=~ s/^op://;
irme a
$ResulTest= &TestOpcion($input{$EstaFase[$inc]},$valor);
mi casa
}
.

PPCMS 2022