Imagínate que tienes que interaccionar con un robot. Se supone, normalmente, que cuanto más parecido sea este a un ser humano más fácil será para ti o para mí tratar con él. Un informe amasijo de cables y tornillos nos provocaría más incomodidad o rechazo que el típico mayordomo de aspecto perfectamente humanoide de las películas.
En casos extremos como los que he mencionado arriba parece claro, pero la cosa se vuelve un poco distinta en medio.
El "valle inquietante" (A veces también "valle extraño" o "valle inexplicable") es una hipótesis según la cual, en esa zona intermedia entre desagradables máquinas inhumanas y perfectas imitaciones de las personas hay una zona de "demasiado parecido a una persona para ser máquina pero demasiado extraño para ser humano" que es aún incluso más desagradable que la versión menos humana.
Se suele representar con una gráfica como esta, y que he copiado del artículo de la wikipedia:
El eje horizontal indica cuánto se parece esa máquina a un humano. El eje vertical representa la "Familiaridad", es decir, cómo de cómoda se siente una persona interaccionando con esa máquina.Esa depresión que hace la curva es a lo que se llama "el valle inquietante".
Comento todo esto porque he encontrado el centro de ese valle, su zona más profunda y tenebrosa, en la T4 de [Adolfo Suárez] Madrid-Barajas.
El sistema de facturación automática de Iberia es tan mecánico y poco atractivo que alguien decidió dotarlo de un aspecto más humano usando un proyector y una silueta de vinilo. Proyectando desde atrás una imagen más o menos animada, que mueve las manos y gesticula, la figura parece interaccionar con el visitante en tránsito.
El resultado es este:
Más cerca:
El puto centro del Valle inquietante.
En la Universidad de Vigo, hablando sobre la necesidad de liberar la documentación académica y de investigación en el Día da Liberdade dos Documentos 2014.