No te diste cuenta de que yo estaba allí, en la misma terraza del mismo bar y una mesa más allá, porque tengo, para bién o para mal, el vulgar y aburrido aspecto de los que siempre pasan desapercibidos.
La verdad, Yo tampoco me habría fijado en tu presencia si no fuera porque estaba solo, esperando que llegaran mis "compañeros de cerveceo", y cuando espero me vuelvo cotilla (Yo prefiero llamarlo "antropología de bar", pero es cotilleo a fin y al cabo).
No soy médico ni dietista, así que no supe decidir en qué punto entre la delgadez y la muerte parecías estar. Tu amiga, en cualquier caso, me pareció un poco más cerca de la salud que tú. Sólo un poco.
En ese momento no me habría fijado en ello, como no me fijé entonces en tu ropa, tu peinado o tus gestos: Pese a lo que vosotros mismos podáis creer, todos los adolescentes de todas las épocas ha sido igualmente provocadores y ridículos, tan descarados como tímidos.
Pero sí vi lo que ocurrió al llegar la camarera a preguntaros qué queríais tomar.
Vi tu mirada de absoluto desprecio (Esa que algunos reservan para los insectos, y que los insectos no merecen), tu gesto de repugnancia, y tu actitud displicente hacia ella.
Y vi, cuando se marchó, como tu amiga y tú murmurabais con risas crueles, y pude escuchar de tus labios duros de niña esquelética la palabra "Gorda".
Sí. Sé que soy tan injusto contigo como tú lo fuiste con ella, y que te clasifico, describo y juzgo sin conocerte.
Seguramente eres una pobre niña enferma, que se mira al espejo y se desprecia. Y supongo que si te ves repugnantemente gorda a ti misma ¿Cómo verás a los que no padecen tu delgadez? Supongo que eres inconscientemente autodestructiva y que lo único que necesitas es consejo médico, mucho apoyo, cariño y ayuda para desarrollar tu autoestima herida.
Pero, y créeme que siento admitirlo, cuando la camarera regresó con vuestras copas y vi la cruel y dura frialdad de tus ojos al mirarla, no fue piedad por ti lo que sentí.
Y créeme, de verdad, que lo siento.
Pero no tengo, ni mucho menos, tan buen corazón.
Puesto que no somos inmortales todo lo que decimos acerca de la muerte ha de ser, necesariamente, profético
Jorge Luis Borges: 23 de agosto de 1899 - 14 de junio de 1986.
Hoy se cumplen 20 años de su muerte.
Al contrario de aquello que te conté una vez, este relato sí es suyo. Sirva de homenaje:
Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito *) están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles aquí ni el bizarro aparato de los palacios, pero sí la quietud y la soledad. Asimismo hallará una casa como no hay otra en la faz de la Tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una parecida.) Hasta mis detractores admiten que no hay un solo mueble en la casa. Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que no hay una cerradura? Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el Sol, pero el desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey dijeron que me habían reconocido. La gente oraba, huía, se prosternaba; unos se encaramaban al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras. Alguno, creo, se ocultó bajo el mar. No en vano fue una reina mi madre; no puedo confundirme con el vulgo, aunque mi modestia lo quiera.
El hecho es que soy único. no me interesa lo que un hombre pueda transmitir a otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Las enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprendiera a leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días son largos.
Claro que no me faltan distracciones. Semejante al carnero que va a embestir, corro por las galerías de piedra hasta rodar al suelo, mareado. Me agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que me buscan. Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A cualquier hora puedo jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa. ( A veces me duermo realmente, a veces ha cambiado el color del día cuando he abierto los ojos.) Pero de tantos juegos el que prefiero es el del otro Asterión. Finjo que viene a visitarme y que yo le muestro la casa. Con grandes reverencias le digo: Ahora volvemos a la encrucijada anterior o Ahora desembocamos en otro patio o Bien decía yo que te gustaría la canaleta o Ahora verás una cisterna que se llenó de arena o Ya verás cómo el sótano se bifurca. A veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos.
No sólo he imaginado esos juegos; también he meditado sobre la casa. Todas las partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes. La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris he alcanzado la calle y he visto el templo de las Hachas y el mar. Esto no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que también son catorce [son infinitos] los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado Sol; abajo, Asterión. Quizá yo he creado las estrellas y el Sol y la enorme casa, pero ya no me acuerdo.
Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal. Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos minutos. Uno tras otro caen sin que yo me ensangriente las manos. Donde cayeron, quedan, y los cadáveres ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi redentor. Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y al fin se levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanzara todos los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá que me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?
El Sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba un vestigio de sangre.
- ¿Lo creerás, Ariadna? - dijo Teseo -. El minotauro apenas se defendió.
* El original dice catorce, pero sobran motivos para inferir que en boca de Asterión, ese adjetivo numeral vale por infinitos
El relato "La casa de Asterión" aparece en el libro "El Aleph" (1949), y yo lo he copiado (y editado algún detalle), a partir de Apocatastasis
¿Queres aprender a ser Cool?
Aquí tienes la solución:
Dos consideraciones:
[Via El Dulce Porvenir.]
Papá Oso me enfangó en este meme (odio los memes) ¡Hace dos semanas!, por el cuál tengo que decir cuales son mis series de televisón favoritas. Lo malo es que soy bastante poco televisivo (No se puede ser informático, bloguero, friki, borracho y, encima, pretender ver la televisón), así que no hay mucho donde rascar:
Camera café es probablemente la serie que veo más a menudo (entre uno de cada dos y dos de cada tres capítulos, pero como repiten muchos sketchs, no creo que me pierda mucho).
Después está, por mediación de Li (porque ella sí que es aficionada a las series), CSI, que vemos con algo menos de frecuencia.
Hace tiempo (cuando existía) me aficioné a la incombustible Siete Vidas, pero parece que aquello llegó a su fín definitivo.
Alguna vez he visto Las Vegas, pero es que no soporto a esa pandilla de pijos estúpidos semi-mafiosos.
Posiblemente podría aficionarme a ese hijo de puta de House (y eso que el tipo me repatea las entrañas), pero los martes por la noche tenemos ritual cervecero ineludible, y no es cosa de perderselo para ver la tele.
Como siempre, cedo el meme a quién quiera tomarlo (Deja un comentario si lo cojes, para que podamos ir a verte).
(Homenaje a Mihura en un acto)
Escena: Entre bamablinas justo antes de comenzar la representación teatral en un colegio. Niños a medio disfrazar pasan de un lado a otro, operarios transportan decorados. Las luces van cambiando durante todo el diálogo mientras se escuchan al fondo las pruebas de sonido.
Personajes: Un Inspector de la SGAE. Vestido de chaqueta gris y con sombrero. Un profesor de la escuela con la camisa remangada y algunos botones desabrochados.
Inspector: Hola, buenas tardes. Nos han informado de que pretenden ustedes representar "Maribel y la extraña familia", de Miguel Vitorino, en este colegio.
Profesor: Mihura.
Inspector: ¿Me insulta usted?
Profesor: No. Que digo que se equivoca usted de ganadería, que es Miguel Mihura.
Inspector: No importa. De todas formas, no pueden representar esa obra en este colegio.
Profesor: Pero si esto es un homenaje a don Miguel Mihura... No querrá que representemos "La Celestina".
Inspector: Eso no tiene nada que ver. Ustedes están cometiendo un atropello y una indignidad contra la cultura. Pobrecita. Menos mal que estoy aquí para defenderla a ella y a don Miguel.
Profesor: ¿Un atropello? ¿Por representar "Maribel y la extraña familia"?
Inspector: Por representarla sin pagar los derechos. Que no tienen ustedes vergüenza.
Profesor: Pero si es sin ánimo de lucro...
Inspector: ¡Ah! ¡No! Eso no puede ser. Si usted no quier lucarse no se lucre. Pero la cultura hay que pagarla, que hay que defenderla. No es como los osos.
Profesor: Perdone, pero ¿Los osos no hay que defenderlos?
Inspector: Na. ¡Que va, hombre! Los osos se defienden solos. Tan grandes. Y con esas garras...
Profesor: Claro. La cultura no tiene garras.
Inspector: Ni siquiera unas uñas afiladas, la pobrecita. Y hay mucho depredador suelto, que matan de hambre a los artistas. Y con artistas muertos, la cultura se va por el desagüe. Porque los artistas muertos no hacen arte. Ni cultura. Y sin cultura no hay teatro. Y los teatros tendrían que cerrar, y ya nadie podría ver "Maribel y la extraña familia". Todo eso hacen ustedes, solo por no querer pagarle los derechos al tipo ese con nombre de toro.
Profesor: Pero Don Miguel Mihura ya está muerto...
Inspector: Eso no tiene nada que ver, que parece usted un ignorante: Los derechos los cobran ahora los herederos de Don Miguel ¿Y quiere usted matar a los pobrecitos herederos? Sin herederos, la cultura se va por el desagüe. Porque los artistas sin herederos no hacen arte. Ni cultura. Ni teatro.
Profesor: No entiendo por qué sin herederos no hay arte.
Inspector: ¿Ve cómo parece usted un ignorante? Los herederos son la pieza fundamental que mueve el arte. ¿Que sería del mundo si no hubiesen existido los herederos de Van Gohg o los de Cervantes? Menos mal que estoy yo aquí.
Profesor: Pero, entonces ¿Cuanto deberíamos pagar para poder representar esta obra?
Inspector: No pueden ustedes pagar porque otra compañía tiene los derechos exclusivos.
Profesor: Pero, si no podemos pagar ¿Cómo la representamos?
Inspector: No pueden ustedes representara, piratas. ¿No le he dicho que otra compañía tiene los derechos exclusivos? Ellos han pagado porque respetan a la cultura, el arte y el teatro, no como ustedes. Y por eso sólo ellos tiene derecho a interpretar esa obra.
Profesor: ¿Y donde está esa compañía?
Inspector: Ya no existe. Se disolvió.
Profesor: ¿Y no representan la obra en ningún sitio?
Inspector: Si ya digo yo que usted es un ignorante además de pirata y enemigo de la cultura. ¿No le digo que se ha disuelto? ¿Cómo quiere usted que represente nada?
Profesor: Entonces, nosotros, que no nos hemos disuelto, sí podríamos representarla.
Inspector: ¡Qué desvergüenza tiene usted! ¿Isiste en mandar a la cultura por el desagüe? ¡Y dice que quiere homenajear al autor este! Ustedes no pueden hacer esta obra sin pagar los derechos.
Profesor: Me parece que ya lo entiendo.
Inspector: Eso espero, pirata ignorante.
Profesor: Nosotros no podemos representar "Maribel y la extraña familia" sin pagar los derechos...
Inspector: Tal como le he dicho.
Profesor: Pero no podemos pagar los derechos porque otra compañía ya tiene la exclusiva...
Inspector: Efectivamente.
Profesor: Pero esa compañía está disuelta, por lo que tampoco puede representarla...
Inspector: Talmente.
Profesor: ¡De lo que se deduce que, hoy por hoy, nadie puede interpretar "Maribel y la extraña familia" y, por lo tanto nadie puede ver esa obra!
Inspector: ¡Exactamente! ¿Ve usted como no es tan difícil de entender? ¡Lo que hay que hacer por proteger la cultura!
Actualización: Había olvidado mencionar que la idea de este post partíó de esta frase en el artículo de JJ: El teatro de Miguel Mihura se caracterizaba por el absurdo, seguro que de esto se le ocurriría una buena obra..