Supongo que los militares más conservadores y de más rancia tradición deben estar muy contentos.
¿Que por qué? Te explico:
Cuanta Plutarco en su "Vida de Pelópidas" que existía en la ciudad griega de Tebas (no la confundas con la egipcia) una falange de hoplitas llamada "Cohorte Sagrada", formada por 150 parejas de varones, y en la que "el amante formaba junto al amado".
Como explica el propio Plutarco:
[...] porque en los riesgos, los de la misma curia o tribu no hacen mucha cuenta unos de otros mientras que la unión establecida por las relaciones de amor es indisoluble e indivisible; pues, temiendo la afrenta, los amantes por los amados, y éstos por aquellos, así perseveran en los peligros los unos por los otros. No debe tenerse esto por extraño, cuando se teme más la afrenta que puede venir de los amantes no presentes que la de cualesquiera otros testigos, como se vio en aquel que estando caído, y para recibir el último golpe de su contrario, le rogó que le pasara la espada por el pecho, para que si su amado le veía muerto no tuviera motivo de avergonzarse, creyéndole herido por la espada.
Cabe agregar que esto es bastante coherente con la antipatía que algunos tradicionalistas sienten ante el hecho de que haya mujeres en el ejército.
De modo que, me imagino, aquellos apegados a las gloriosas tradiciones militares de antaño verán la reciente boda entre dos soldados varones como la semilla de una nueva Cohorte Sagrada, que recupere el esplendor de tiempos pasados.
Coñas aparte, mi enhorabuena y mis mejores deseos para los novios.
Hoy es domingo. Y los domingos no hay posts, que son para el asueto.
(La chica de abajo es obra de Lorenzo di Mauro)
Ayer, hablando con unos amigos, alguien dijo algo así como "Hoy se cumplen cinco años", con el laconismo (lógico, dadas las circunstancias) que se usa cuando todos sabemos de qué estamos hablando.
Un poco por cierta forma de dignidad, y un poco por pura pedantería, respondí "No. Hoy se cumplen 33 años".
Y hoy venía dispuesto a poner aquí un post triste y quejumbroso (en realidad, quería haberlo hecho ayer) para mostrar mi frustración ante lo parcial de nuestra memoria.
Pero, otra vez, ha venido el amigo Zifra, maestro en recordar lo que nadie recuerda, para adelantarse a mi queja y atajarla con un post que casi hace que se me salten las lágrimas, y que me hubiera gustado ser capaz de escribir yo.
Porque ayer fué 11 de Septiembre, y en todos los medios de comunicación y corrillos de vecinas se recordaba un quinto aniversario.
Pero nadie parece recordar un vergonzoso trigésimo tercer aniversario, en el que todos los países democráticos prefieron mirar para otro lado, y decidieron que era mejor dejar aniquilar una democracia ante la dictadura de unos militares, a la terrorífica visión de que esa democracia fuese socialista.
Tras el bombardeo de la "Casa Rosada", ayer se cumplieron 33 años, Chile acabó en manos de un cabrón con gorra de plato al mando de unos militarotes que, como es norma en casi todas las dictaduras, "salvaron el país" por el expeditivo método de exterminar a los ciudadanos que no querían ser "salvados". Hoy día muchos de esos criminales goza de su libertad, riqueza y posición social, mientras que los que sobrevivieron aún no tienen una tumba a la que ir a llorar a sus muertos.
Lo que ocurrió en Chile desde aquel día tiene unos culpables evidentes que siguen hoy día burlándose de sus víctimas. Pero tiene otros cómplices en los países que prefirieron apoyar a esos golpistas.
Sí, soy consciente de que este post me ha quedado un tanto informe y deslabazado. Pero es que son muchas cosas las que quisiera decir con tan pocas palabras. Porque a mí me pasa algo parecido a lo que le ocurre a Zifra:
Quizás. No, quizás, no. Seguro, Es culpa mía. Pero cada vez que llega un once de septiembre, no me acuerdo de la fiesta nacional catalana ni de las torres gemelas cayendo en el downtown de Manhattan. Me acuerdo de ti, cabrón miserable, hijo de puta, arruinailusiones. Y tampoco te perdono eso, porque querría olvidarte. Que nunca hubieras existido.
Anoche hubo tormenta en Granada.
Como a cosa así de las cuatro de la mañana, a Li y a mí no se nos ocurrió otra cosa más inteligente que salir a la calle a ver caer los rayos.
Es una de las ventajas de seguir de vacaciones...