Un sábado de julio por la tarde en Granada puede ser tremendamente caluroso.
Si, además, vais cuatro personas en un coche (que ha estado aparcado al sol) sin aire acondicionado, la palabra "sofocante" no llega a describir en toda su extensión la sensación que tienes.
Afortunadamente, Granada dispone de diversas instalaciones públicas tan decorativas como prácticas que, pese a no estar expresamente concebidas para estos fines, sí pueden ser efectivamente aplicadas al uso veraniego. Para recuperar espacios ciudadanos de una forma agradable y refrescante, solo hay que seguir los siguientes pasos:
Escoje una fuente pública lo más amplia posible con agua limpia y, a ser posible, que esté en circulación.
En la rotonda que hay cerca del palacio de deportes (sí, justo al lado de la comisaría), hay una que resulta ideal para estos menesteres.
Deshazte de teléfonos móviles y cualquier otro aparato electrónico o que pueda verse afectado por el agua.
Quitate el calzado y cualquier exceso de ropa que pueda resultarte incómodo (cada uno elige el punto medio entre su comodidad y su pudor).
Mojate, que para eso hemos venido.
Si, además, vas aconpañado de tres deliciosas sirenas urbanas tan hermosas como Y, Li, y la rubia, puedes añadir el goce estético a la ya de por sí agradable situación.
Cuando ya esteis hartos de agua, será conveniente buscar un sitio soleado donde secarse al sol y la brisa de la tarde.
Pero, sobre todo, lo más importante es que todo esto sea improvisado y espontáneo.
Granada, en verano, puede ser un infierno. Pero también tiene sus cosas buenas, sobre todo si estás bién acompañado.