Cinco años dan para mucho.
Cinco años dan para perder muchas cosas. Algunas serán importantes para el resto de tu vida y otras ridículas e inconsecuentes.
También dan para encontrar otras. Algunas pueden ser triviales, otras fundamentales.
Reír, ilusionarse, llorar, asustarse, sentir, amar, enfurecer, emocionarse, soñar, arrepentirse, equivocarse, pensar, caer y alzarse y caer de nuevo...
A veces, incluso, ser feliz. Otras veces no.
A eso se le llama vivir.
Cinco años dan para que tu vida dé unas cuantas vueltas. Probablemente no será mejor ni peor de lo que esperabas, si no simplemente distinta.
Pero, al final, como dijo el filósofo Julio Iglesias, "La vida sigue igual".
Pero, a lo que vamos es a que cinco años dan para 868 post (contando este). La mayoría son francamente malos, pero prefiero creeer que alguno bueno se ha colado.
Te contaré algo:
Cuando empecé con este blog no tenía casi nada claro.
Sabía que lo usaría para contar mis ideas, obsesiones y chorradas personales (Ya sabes, un sano reemplazo a dar la paliza en los bares).
Sabía que contaría lo que me diese la gana, independientemente de si le podría gustar o nó a algún hipotético lector.
Sabía también que nunca intercambiaría enlaces, y que en mi blogroll sólo aparecerían sitios que yo leyese (ahora mismo no aparece ninguno, porque los de bloglines han cambiado la API y todavía no lo he arreglado).
Sabía, básicamente, que "mi blog es mío y me lo follo cuando quiero".
Y sabía que aquí siempre iba a hablar contigo. No con "vosotros" ni con "ustedes". Siempre, desde el principio, he escrito este blog para que lo leas tú.
Vale. Un "tú" genérico, sin edad, sexo ni rostro, pero un "tú".
Primero porque nunca pensé en esto como un "medio de masas". Segundo porque, cuando la gente lee un blog, suele hacerlo a solas y no en grupo. Y tercero porque me resulta más fácil hablar a una persona, de tú a tú, con los ojos a la misma altura.
¡Joder! Trato de decir que me monté un puñetero blog, no un púlpito.
Pero ese "tú" genérico y anodino ha ido mutando y, en cieto modo, "reproduciéndose" con el tiempo. Ahora es muy distinto.
Ahora, a menudo pienso en alguno de los habituales de por aquí mientras escribo, cosas como "A fulano le gustará esto", "Mengana seguro que opina otra cosa", "Esto es del estilo de Zutano".
No creo ser el peor de los blogueros, aunque sí es cierto que soy bastante maleducado y poco cuidadoso con lo que JJ llamó "la parroquia". Nunca he escrito demasiado (aunque un promedio de 14 posts al mes tampoco creo que esté mal) y siempre he sido tremendamente irregular (Acabo de darme cuenta, al revisar este texto, de que "irregular" es también la palabra que suelo usar para decir que un escritor es malo). Sobre todo, cuando algún "efecto Barrapunto", "efecto Microsiervos" o "efecto Escolar" o algo parecido hacía que las visitas aquí se disparasen. En esos casos tiendo a cohibirme y dejar de escribir un tiempo.
Pero lo peor es que trato muy mal a los comentaristas. La gente se molesta en aportar sus comentarios a algún post (Que muchas veces valen más de por sí que el propio texto al que comentan) y yo, a menudo, ni siquiera les contesto con un simple "muchas gracias". Debe ser malafollá granaína, quizás algo de timidez (sí, en serio) o, más probablemente, la más vergonzosa dejadez.
Pero, en cualquier caso, aún seguimos aquí. Como el joven de Lorca, "Vengo mojado por una lluvia de cinco años", de modo que no pienso cerrar la puerta a nadie.
Toda esta verborrea un tanto caótica de arriba es para decirte que gracias por, a pesar de todo, seguir aún ahí.
Gracias a tí.