Estimado antidisturbios.
Creo que necesitas un par de explicaciones, de buen rollo, de amigo a amigo; y, como hace bastante que no escribo ninguna gilipollez por aquí, voy a ser yo el que uno de los que te las de.
Verás que, antes de continuar, quiero que sepas que te entiendo. De verdad.
Alguien que, digamos, tenga inclinaciones pacifistas o no-violentas, o que sienta cierta predilección por el diálogo y la negociación, no se mete a policía antidisturbios. Dicho de otro modo, para que me entiendas: Esa clase de jipis maricones que no saben apreciar el placer de que se te ponga tiesa al arrear unas buenas hostias bien dadas no eligen tu trabajo.
Ser antidisturbios es algo vocacional; te lo digo yo, que conozco a algunos candidatos. Eso de ver tu yo futuro vestido de Robocop, armado con escudo y porra (y, si ese día hay suerte, con algo mas potente) no es lo que se le pasa por la cabeza a la mayoría de la gente. No, tío: Tú y yo sabemos que hay que tener cierto carácter. Leo de vez en cuando el foro de los polis, y sé que estás de acuerdo conmigo.
Es cierto que muchos mierdas opinan que eso del casco, la porra y el escudo, unido a que se te suele olvidar la identificación, es de cobardes. Pero tu sabes que tener huevos no es ser gilipollas. Y yendo bién protegido es mucho más divertido (y cómodo) machacar piojosos. Sobre todo cuando vas con los colegas.
Y no creas que me engaño. Sé que eres un puto mandado, que prácticamente no puedes decidir a quién aporreas, ni cuándo ni cómo.
Sé que, cuando a algún politicucho o mandamás le interesa, te manda a ti (o manda a alguien que manda a alguien que te manda a ti, ya nos entendemos) a solucionarle algún marrón. Sé que es él el que decide hasta donde puedes llegar, según le interese. Y sé que es él el que, si luego la cosa sale chunga, no dudará en descargar sobre ti toda la responsabilidad, para salvar su democrático culo.
Pero tampoco nos engañemos, también tienes a la prensa, la televisión y todos esos, que te van a echar una mano, descargando un poquito la responsabilidad, si puede ser.
Ya, ya sé que esos mierdas no son de fiar, que se pondrán en tu contra si con ello venden más periódicos o hacen más audiencia, o lo que sea. Pero, ya sabes, normalmente simplemente pasan y se limitan a copiar la nota de prensa que les manda tu jefe.
Y también está la gente. La gente buena, honrada y respetuosa de las leyes y sus representantes. Los que cambian de acera acojonados al verte llegar. Esos que saben que tú eres la puta ley y se cagan preceptivamente al verte. Esos que no van por ahí manifestándose y que saben que, si alguien ha sido lo bastante imbécil para ponerse a tu alcance, es que no es trigo limpio. Que no les importa a quién le arreas, mientras no sea a ellos y eso no cambie su cómoda y aburrida vida.
Pero ahora, tío, siento decirte que el juego ha cambiado.
No es por los políticos, o la prensa, o la gente. Evidentemente, tampoco es por ti. Puedes llamarlo, si quieres, el signo de los tiempos.
Antes podías dedicarte a aporrear a esos putos mierdas en la cabeza hasta que escupiesen el cerebro, o podías meterles una bola de goma entre los dientes mientras la prensa miraba a otro sitio o empleaba el tiempo inventando una justificación.
Pero ahora, el que parece un jipi y un tirado que no tiene para jabón (ni sabría para qué usarlo, el muy guarro), sí que tiene para pagarse un puto teléfono con cámara de fotos y conexión a Internet.
Y cada vez que vas a acercarte a uno de ellos con la deportiva intención de reventarles las pelotas, llega una multitud de piojosos a grabarte la jeta manchada de sangre de punky. Y eso te corta el rollo en mitad del orgasmo. Cabrones.
Que sí, que tienes a los colegas. Que sabes que puedes confiar en ellos, esprit de corps y esas mierdas, que enseguida se pondrán alrededor para ocultar la escena con sus cuerpos, los escudos, o lo que sea. Pero ya te obligan a estar al quite, y no te puedes dedicar a pegar con la alegría que lo hacías antes.
Y la cosa va a más. Porque antes, les quitabas la camarita de mierda y se te caía, o se perdía la tarjetita de memoria, o el carrete, o se borraba, o lo que fuera; ya sabes. Pero ahora los muy hijos de puta lo suben directamente a Internet, en el mismo tiempo en el que tardas en cagarte en su puta madre; y para entonces ya están allí, y las están viendo otros como ellos, y eso no puedes (todavía) evitarlo.
Por ahora la cosa es leve, porque la mayoría de la gente no usa Internet para informarse, más allá del fútbol y la programación, sino que se entera de las cosas por la tele, que solo enseñarán lo que haga falta enseñar. Pero cada vez más gente está en el facebook, el twitter y todas esas porquerías, y cada vez más se enteran de más cosas; aunque no quieran, los muy gilipollas.
Y, quizás no lo has pensado, un día tu hija verá tu foto aporreando niñatos y comprenderá por qué volvías del trabajo con una erección. Y a ver cómo se lo explicas.
Y todo por culpa de esos mamones que, de todas formas, se merecen esas hostias.
O sea que, de ahora en adelante, ándate con ojo. Y sonríe, porque te están grabando.
Zeitgeist: expresión del idioma alemán que significa "el espíritu (Geist) del tiempo (Zeit)". Denota el clima intelectual y cultural de una era.
Corrían los años 80.
Era la época de Reagan, de Thatcher y del telón de acero. Del "no future" y el punk. De la crisis y el paro. De los disturbios de Brixton y Liverpool.
El guionista Allan Moore y el dibujante David Lloyd se unieron para acabar creando el cómic "V de Vendetta". Sólo en una época como esa habría sido concebible un personaje como su protagonista: Un completo nihilista, un terrorista implacable y cruel, que no dudará en sacrificar cualquier obstáculo en nombre de una libertad absoluta.
Moore y Lloyd no trataron de maquillar a su protagonista como el clásico héroe de buenos sentimientos y corazón generoso. Una buena parte del atractivo del cómic es reconocer que su protagonista es un loco peligroso, un completo cabrón, y que está cargado de razón. "V" llama a los ingleses a la revolución, el alzamiento de la masa provoca disturbios, linchamientos, pillaje. Será de las cenizas de un Londres en ruinas de donde nazca, quizás, un futuro anarquista y libre, regado con la sangre de heroes y villanos.
La libertad, en los ochenta, no podría nacer de otro modo.
En la primera década del siglo XXI, el director James McTeigue llevó a cabo la versión cinematográfica del cómic de Moore y Lloyd. pero el espíritu de la época ya es otro completamente distinto.
En esta versión, la revolución de "V" ya no está sentada sobre sobre las ruinas y las llamas, si no que surge del pacífico alzarse de una respetuosa multitud silenciosa y jodidamente democrática. En la película, la masa que sale a la calle no va armada ni gritando, no hay pillajes ni destrucción.
Los tiempos han cambiado.
Anonimous, el colectivo descentralizado que usa la máscara de "V" como símbolo, basa su estrategia de lucha en ataques DdoS, que es algo que puede sonar muy espectacular, pero que sólo es el equivalente cibernético a cortar el paso a unos grandes almacenes haciendo una sentada.
Se organizan manifestaciones, protestas, acampadas y asambleas en las que cualquier símbolo, gesto o lenguaje violento o meramente desagradable es proscrito (pero de forma pacífica). Y todo ello se hace con retorcidas y largas votaciones consensuadas que preservan la absoluta pureza democrática del movimiento.
Quizás lo más significativo sean las imágenes de hombres y mujeres sentados pacíficamente con las palmas alzadas, permitiendo con absoluta pasividad que las porras de la policía se ceben en ellos.
Cuando los "Indignados" del 15m se manifestaron en la toma de posesión de los ayuntamientos, se escucharon críticas contra la "injustificable violencia" que habían ejercido algunos al insultar a los políticos y otros asistentes.
Hoy, los insultos son "violencia injustificable". En los 80, casi la misma expresión se usó para describir cócteles molotov y un centenar de edificios en llamas.
No sé cuanto durará, porque la paciencia de hasta el mas pasivo pacifista tiene su límite. Pero este parece ser el nuevo y extraño espíritu de los tiempos.
Al día siguiente, el político habló a sus asesores de marketing:
- Haced que parezca que hemos escuchado lo que querían, pero sin que haya que hacer nada.
- Un discurso o dos bastarán, y quizás nombrar una comisión de algo. - Le respondieron.
Y funcionó.
Llegué a la manifestación con una pregunta en mente: "¿Quién mueve todo esto?".
A menudo, movimientos que parecen "de base" son, en realidad, creados por algunos grupos o personas para sus propios fines. Más a menudo nacen como verdaderos movimientos sociales, para luego ser capitalizados "vampirizados" por esos grupos.
Soy de natural desconfiado, de modo que hoy llegué buscando pistas de quién es el que va a utilizarnos esta vez.
En la manifestación de Granada se veían muchos grupos distintos (y dispares), algunos de ellos viejos conocidos de tiempo atrás, otros que yo, al menos no conocía de nada. Pero no he visto nada que dé la impresión de alguien que capitaliza el movimiento. Al menos, no todavía. Por supuesto que, entre todos los grupos identificables que han asistido, algunos serán más sospechosos de estar más cerca de ciertos poderes o ideologías, pero el movimiento como conjunto no parece tener tendencias (por ahora, sigo siendo desconfiado).
Por lo que he visto, la mayoría de esos grupos, si no todos ellos, parecen de "izquierdas" (pro derechos sociales, contra liberalismo económico y en esa línea) pero no adscritos a ningún partido. Mucho anarca, mucho comunista.
Pero, ojo, que estoy hablando de los grupos, no de los individuos. La mayoría de los asistentes no iban como miembros de nada ni tenían pinta de nada.
Eran, básicamente, gente.
Y, hablando de la gente...
Contra toda lógica, a pesar de las palpables pruebas de la historia, que indican claramente que el pueblo ha sido siempre derrotado ante la presión de los poderes, seguimos cantando eso de "El pueblo, unido, jamás será vencido". Prueba de que la gente sigue siendo (seguimos siendo) gilipollas.
De todos modos, la gente también está (estamos) cabreada. Es el cabreo ese sordo del que ya está más que acostumbrado a que le toquen lo cojones. Desconfía de partidos, bancos, políticos, financieros...
O sea, como siempre.
Porque la gente lleva sabiendo cómo abusan de ellos (nosotros) desde siempre, y lleva cabreada desde entonces. Pero, sospecho, con toda probabilidad en las elecciones volverán a votar a "los suyos" para que no ganen "los otros", con esa extraña esquizofrenia de los que saben (sabemos) que "todos son igual de chorizos", pero "los otros son peores".
Al menos, no se han visto pancartas de partidos, y no parece que ningún grupo haya capitalizado (todavía) los réditos de las manifestaciones.
La manifestación de Granada (que es a la que he asistido personalmente) ha transcurrido como una multitudinaria fiesta (incluso con tambores y esas cosas) con más aspecto de auto-organización que de de coordinación. Mucha gente repartiendo folletos o con pancartas de su concreta y particular opinión, pero sin atisbos de centralización.
Digo lo de "he asistido personalmente" porque, gracias a innumerables personas que retransmitían cómo transcurrían las manifestaciones en sus localidades, he podido estar puntualmente informado en tiempo real de cosa de media docena de ciudades.
Por cierto: esas personas no eran periodistas. Lo que me lleva a...
La prensa, personalmente, me ha decepcionado. Completamente.
Sobre todo, la pretendida "Prensa 2.0"; esa prensa que dice usar las redes sociales y las nuevas tecnologías para mantener la información actualizada al segundo.
Y lo hacen: Gracias a estos periodistas y medios puedes saber las vueltas que lleva de ventaja el piloto fulano, cómo le va al tenista mengano, quién está metiendo en este mismo momento un gol al portero zutano e incluso, a veces, que está diciendo en su mitin el político de turno.
En realidad, es muy fácil: Sólo tienes que mandar a un periodista con un móvil para que vaya enviando mensajes (si el periodista es extremadamente atrevido y capaz, podría incluso enviar fotos). Si no tienes presupuesto para los mensajes, te queda la opción de dejarlo en la redacción y que retuitee lo que mandan otros. Es peor opción pero es mejor que nada.
Pero, por lo visto, en la mayoría de redacciones, el periodista en cuestión estaba demasiado ocupado copypegando notas de prensa.
La prensa y los periodistas, en general, ha ignorado completamente todo lo ocurrido. Hasta casi el final de la manifestación, prácticamente ninguno había comentado nada en sus medios sociales. Cuando (azuzados por montones de quejas por su silencio) se han dado cuenta de que pasaba algo, algunos (y solo algunos) han intentado dar alguna cobertura y hacer menciones al tema pero, francamente, no tenían ni la menor idea de lo que estaba pasando, y se les notaba.
Y, como decía, me han decepcionado. Hay periodistas muy competentes trabajando en estas redes, y yo pensaba que serían capaces de enfrentarse a algo así.
Esos medios que han fallado estrepitosamente en los nuevos canales de comunicación quizás (y solo quizás) lo sepan arreglar mañana en los canales tradicionales (prensa, radio, televisión). Pero me da en la nariz que la cobertura va a ser parcial y muy limitada.
El estrepitoso fallo de la prensa es mucho más notable desde el momento en que ese trabajo que no han sido capaces de hacer lo han hecho, como te decía más arriba, montones de ciudadanos que han estado dando una cobertura continua y exhaustiva de las respectivas manifestaciones.
Algunos han achacado este silencio a connivencias con el poder político y otras explicaciones parecidas. Personalmente, no soy dado a las teorías conspiratorias: Siempre he afirmado que creo más en la incompetencia que en la conspiración, y creo que este es un caso claro.
Y, por cierto, hablando de incompetentes...
Dudo que los políticos se hayan enterado todavía de nada. Me refiero a que no creo que sepan aún que ha habido manifestaciones. Y no me refiero a los políticos que salen en los carteles (que esos nunca se enteran) si no a los tipos que tienen contratados para llevarles las campañas y, supuestamente, enterarse de estas cosas.
En cualquier caso, su mejor estrategia será hacer como que no ha pasado nada. Al menos, la mejor estrategia de los partidos mayoritarios. Quizás, los grupos pequeños pudieran sacar algo de réditos de la crítica implícita que tienen las manifestaciones, pero es un arma peligrosa y es posible que ni tan siquiera traten de usarla.
De modo que la revolución no será televisada, ni les importará a los políticos. Pero quizás te enteres por tu red social, o por SMS. O, cuando por ahí tampoco nos dejen, tendremos que inventar otra cosa.
O habrá que salir y estar allí.
You will not be able to stay home, brother.
You will not be able to plug in, turn on and cop out.
You will not be able to lose yourself on skag and skip,
Skip out for beer during commercials,
Because the revolution will not be televised.
Crónica del seguimiento por parte de la prensa: Manifestación del 15m y el asco informativo.
Recuento de asistentes (en Madrid), según el manifestómetro: Manifestación 15M Toma la calle: recuento.
Portadas de la prensa del día siguiente: Portadas Periodicos 16 de Mayo de 2011.