Psicofonías

(algo así como el blog de Psicobyte)

Test Voigt-Kampff

Si no dispone de un test, no tiene forma de identificar a los androides ni, por consiguiente, de cobrar sus bonificaciones. De modo que si abandona la Escala de Voigt-Kampff...

-Otra nueva la reemplazará -dijo Rick-. Ya ha ocurrido antes -exactamente, tres veces.

Pero esta vez era diferente, porque el nuevo test, el instrumento analítico más moderno, ya estaba a su disposición.

"¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?" (Philip K. Dick)

Blade Runner

Semana santa

Otra vez llega la semana santa. El hombre del tiempo ha dicho que no lloverá, pero por aquí la gente mantiene el paraguas a la vista, por si las moscas.

Ruido de gente apretujada, tambores, trompetas, y el chirriar de neumáticos sobre el asfalto encerado. Olor a cirio, incieso y sudor. Y montones de turistas que vienen a disfrutar de esas sensaciones.

Mientras tanto, un pequeño video para tomarnos con mejor humor lo que se nos viene encima:

(defensores de la dignidad divina abstenerse de pinchar en la imagen)

Cristo crucificado

Cronoviaje

La revista People tituló su número de abril de 2276 "Karolyn Netter: ¿Mayor genio de la historia o estúpida rubia de bote?"

La cultura popular lleva casi diez años discutiendo la respuesta.

Desde niña, la doctora Netter vivió con el estigma de la "chica guapa pero tonta". Al parecer, es difícil ser atractiva y llevar adelante cuatro carreras simultáneas. Pero lo hizo.

Supongo que, cuando consiguió su primer premio Nobel (si, tiene dos, como Madam Curie), pensó que se había librado de todo ello.

Despues de todo, una persona que ha reconstruido de arriba abajo casi cuatrocientos años de física, merece cierto respeto.

Todo el mundo cree conocer, aunque sea superficialmente, las bases teóricas del viaje en el tiempo. Cualquier crío de escuela recita lo de que "un positrón no es mas que un electrón viajando atrás en el tiempo" (lo cual dicho sea de paso, no es exactamente cierto, y afecta muy poco a nuestro modo de desplazarnos en el espacio-tiempo) y, cada vez que un físico menciona el "enlace taquiónico", sale algún listillo diciendo que, en realidad, los taquiones no existen, que es sólo una forma de hablar.

Los filósofos, escritores, historiadores psicólogos y pedantes de todo tipo se sienten autorizados a divagar sobre los problemas de la causalidad o las paradojas temporales y a alertarnos sobre tipos de opereta obsesionados con matar antepasados o cambiar la hsitoria.

Por supuesto, desde que la doctora Karolyn Netter desarrolló toda la formulación del desenlace contraparadójico y la cronocensura cósmica, cualquier persona realmente informada sabes que todo eso son paparruchas y cuentos de vieja.

Viajar en el tiempo es el mayor logro científico y tecnológico de nuestro siglo XXIII, y no es tarea fácil.

Para empezar, tenemos el consumo de energía. Hacen falta cantidades ingentes de energía para adelantar o atrasar unos pocos segundos. Y luego está el principio de conservación masa-energía.

Un objeto cronodesplazado desaparece de un punto en el espaciotiempo para aparecer en otro, eso está claro. Pero eso tiene consecuencias.

Para empezar, un crononauta pertrechado con el equipamiento estándar (incluida la ya clásica bicicleta) tiene una masa de, redondeando, unos cien kilos. Es algo menos, en realidad, pero contando el soporte vital, la bicicleta, el traje de impacto, los controles de paso-vector y toda la parafernalia, no está mal como redondeo.

Cuando mandamos a ese crononauta a otro momento, tenemos un repentino déficit de masa de esos cien kilos, que debe ser compensado. Porque las leyes de la física son implacables, y la masa-energía no se crea ni se destruye. No pueden faltar repentinamente cien kilos en la contabilidad cósmica. Y el Universo lo compensa.

De modo que esos cien kilos que se han marchado "reaparecen" en forma de radiación ultravioleta. Y, como atestigua el cráter que hay en lo que antaño fue el centro de Ciudad de México, el equivalente en radiación ultravioleta a cien kilos de masa es una explosión realmente grande.

Pero la cosa no acaba ahí.

Porque el cornonauta, con sus cien kilos de masa, aparece en algún momento y lugar. Y al universo le sobran cien kilos. Justo al revés que en lugar de donde partió.

De pronto, en un volumen esférico (de radio variable pero bastante amplio) centrado en nuestro crononauta, la temperatura desciende a un valor insensiblemente cercano al cero absoluto. Todo, incluido el aire, se congela y cristaliza. No hay sistema de soporte vital que resista eso.

Esto tiene otra consecuencia y es que la entropía en la zona disminuye mucho, y muy rápido. Lo cual también va contra la contabilidad cósmica.

Existe cierto riesgo teórico de que la bajada de entropía se compense con una singularidad gravitatoria en el centro de masas del crononauta (lo que no sería agradable para él, en caso de que pudiera sobrevivir a la congelación) pero, afortunadamente, la propia física de las cosas compensa la bajada de entropía por sí misma.

¿Que es lo que ocurre? Ocurre que el aire (y todo) se ha congelado y precipitado, y ha dejado un buen volumen de vacío absoluto, pero rodeado de una atmósfera a presión normal. Evidentemente, la atmósfera colapsa sobre el hueco en una implosión bastante espectacular (en ciertas condiciones el impacto puede ser supersónico), mientras que se sigue enfriando (al entrar en el área de cero-grados-kelvin) y acaba creando una zona de inestabilidad climática del tamaño de un país pequeño. Esto es lo que compensa (con creces) el descenso de entropía de la llegada. Hay quien dice (aunque no es una teoría demasiado aceptada) que al menos una de las glaciaciones se originó a causa de un cronoviaje accidentado (El que no sepamos de ese viaje no significa nada, porque puede ser un accidente aún por ocurrir).

Si el crononauta hubiese sobrevivido (lo que no puede ocurrir) y las instalaciones de partida aún existiesen (recuerda el crater), el viaje de vuelta sería exactamente igual (da igual viajar al pasado o al futuro, los problemas son los mismos).

Vale, estarás pensando. Pero todo el mundo sabe que los viajes en el tiempo son posibles ¿Cómo resolvemos todo esto hoy en día?

Gracias al famoso compensador de paso-vector taquiónico. El chisme que hizo a la doctora Karolyn Netter (la "estúpida rubia de bote") merecedora de su segundo premio Nobel.

La física implicada es compleja pero, básicamente, lo que hace este sistema es hacer dos viajes en el tiempo "simultáneamente". Uno de ida, y otro de vuelta.

Mientras se lanzan los cien kilos de crononauta al futuro o al pasado, se traen del exacto punto de destino otros cien kilos al presente. De este modo, la contabilidad cuadra y no hay explosiones ni desastres. Cuando el viajero retorna, se hace otra vez lo mismo. Entenderás que "simultáneo" es un concepto escurridizo, cuando se habla de viajes en el tiempo.

Por supuesto, las masas tienen que estar perfectamente ajustada, y el enlace taquiónico entre pares no-causales que se usa para ello es lo que revolucionó la física en la segunda mitad de nuestro siglo.

Incluso teniendo todo bien ajustado mas allá del femtogramo y el tiempo de plank, la llegada no deja de ser agitada. Aunque traigamos la masa exacta del punto de destino, una buena parte de ella es solo aire, que ocupa un volumen mayor que el crononauta. Lo que sigue provocando una zona de vacío y una implosión atmosférica. Por eso es necesario el traje de impacto.

Todos estos problemas los resolvió, prácticamente sola y entre el desprecio de sus colegas, la Doctora Netter. No está mal para una "estúpida rubia de bote". ¿Verdad?

Era lógico que ella misma hiciera el primer viaje en el tiempo, demostrando así a todo el mundo sus posibilidades. Su equipo barajó diversas opciones.

Viajar al futuro en busca de vacunas o curas milagrosas fue descartado bastante pronto. Nadie había visto el futuro (de hecho, ni siquiera sabían si existía), de modo que verlo no demostraría nada.

Se pensó tambien en viajar en busca de un profeta como Cristo, Mahoma o Smith, pero el riesgo de incomodar a las religiones les hizo abandonar la idea.

Se mencionaron un sinnúmero de ideas, pero la doctora Netter tenía la última palabra y ya había tomado su decisión.

El seis de septiembre de 2275, La doctora Karolyn Netter empleó una cantidad de energía equivalente al consumo mensual de una ciudad pequeña para viajar a algún momento entre finales del siglo XX y principios de XXI, llevando en señal de buena voluntad una botella de lejía, para que pudieran lavar más blanco.

¿Mayor genio de la historia o estúpida rubia de bote? Llevamos casi diez años discutiendo la respuesta.

Lejía del futuro

Notas:

Esto es un ridículo y predecible chiste basado en un absurdo anuncio televisivo de lejía.

Tonterías aparte, he tratado de que la física de este cuento sea, al menos, coherente.

He obtenido la foto de la tipa del anuncio en este foro.

Aunque en dicha foto se vea la marca de la lejía en cuestión, a mí no me han pagado nada (aunque si lo hacen, tampoco me quejaré).

Le dedico el post a Marguita, por lo que dicen de las rubias.

Ocho duelos musicales

La música no es solo armonía. A veces también es enfrentamiento. O eso pasa, al menos, en el cine.

Aquí tienes una pequeña selección de enfrentamientos musicales de la gran pantalla:

1: El banjo del pantano

Deliverance (1972)

El que probablemente sea le duelo musical más famoso del cine de todos los tiempos, imitado e imitado hasta la saciedad, enfrenta a Ronny Cox con un pequeño "redneck" y su banjo.

2: Violonchelo a un megahercio

Electric Dreams (1984)

El clásico trío chico / chica / ordenador (bueno, quizás no tan clásico) comienza cuando un ordenador de sobremesa deviene inteligente al derramar sobre él una copa de champán (en los ochenta esas cosas podían pasar), y llega al clímax en este fantástico dueto para violonchelo y sintetizador de onda...

3: EL blues del diablo

Crossroads (1986)

El alumno más aventajado del profesor miyagi cambia el kimono por guitarra para reinterpretar un clásico mito del blues: El duelo musical contra el diablo.

4: Los chinos del piano

Bu neng shuo de mi mi (2007)

Dos chinos, dos pianos, un duelo. Si esto fuera uno de esos programas de televisión de vídeos caseros, asistiríamos a crueles, humillantes, y dolorosas pruebas inimaginables. Por esta vez, solo hay arpegios y escalas.

5: Las doce cuerdas del blues

Leadbelly (1976)

Guitarra de 6 cuerdas contra guitarra de doce cuerdas.

(Los de Youtube han retirado este vídeo y no he encontrado sustituto, a joderse tocan)

6: La leyenda del cigarro en el piano

La leggenda del pianista sull'oceano (1998)

El más largo de los duelos del post de hoy (como no podría ser de otro modo, en una película que trata sobre un pianista un tanto maníaco), viene dividido en dos vídeos. Cuando un pianista se juega su territorio, hace lo que sea... lo mismo que cuando no encuentra un encendedor.

(Primera parte)

(segunda parte)

Y, a todo esto, no nos hemos metido en el género musical propiamente dicho. Como la lista podría ser bastante larga, vayamos sólo con un par de ejemplos:

7: América parriba, américa pabajo

West Side Story (1961)

América que sí, américa que no. Y lo mejor es que son inmigrantes americanos en américa, que discuten si es mejor quedarse en américa o regresar a américa...

8: Psicoanálisis pop

Shock Treatment (1981)

Psicoanálisis musical, y un poquito glam. Cualquier cosa.

PPCMS 2022