¿Quién calzará las sandalias del pescador? ¿Quién será el próximo ocupante de los aposentos papales? ¿A quién designará el Espíritu Santo para representar a Dios en la Tierra?
Vota ahora por tu Papa favorito:
Para votar por Francis Arinze:
Envía un SMS al 5555 con el texto ARINZE
Para votar por Joseph Ratzinger:
Envía un SMS al 5555 con el texto RATZINGER
Para votar por Rouco Varela,
Envía un SMS al 5555 con el texto ROUCO
Para votar por Dionigi Tettamanzi:
Envía un SMS al 5555 con el texto TETTAMANZI
Para votar por Claudio Hummes:
Envía un SMS al 5555 con el texto HUMMES
Esto tengo que contarlo:
Al volver del servicio, he dicho a mis compañeros de trabajo:
Hay una rubia en la puerta.
En menos de 20 segundos todos han encontrado algun motivo para salir.
Una web en general, y un blog en particular, es una cosa muy delicada. Hay montones de accidentes que pueden acabar con ella.
Y no, hoy no me refiero a spam, ni a ataques hacker o averías de hardware.
Son otro tipo de cosas en las que nunca pensamos:
Para empezar, si eres fumador (como un servidor), una colilla encendida puede hacer desaparecer tu blog en unos segundos. O esa mala costumbre de beber café junto al monitor, que también puede ser peligrosa.
Sabes que me gusta hablar de insectos y esas cosas. eso me obliga mantener la página bién limpia, o acabará infestándose de bichos.
El ordenador suele estar lejos de la cocina, lo que suele evitar accidentes culinarios, pero si te dejas un grifo abierto, la distancia puede no ser protección suficiente.
Puede que un dinosaurio furioso o un ataque alienígena sean posiblidades remotas, pero no podemos desdeñar la probabilidad de una conflagración nuclear o, por acudir a causas más naturales, una lluvia de meteoritos.
Gracias a netdisaster por abrirme los ojos, y al Paleofreak por descubirme esta página.
Te duchas, porque eres una persona limpia y hay que oler bién.
El gel de baño es del todo a cién, pero con aroma de manzana verde. De hecho, también es de color esmeralda, transparente y brillante. Aunque, si el bote supiera hablar, te diría que no sabe lo que es una manzana, ni verde ni roja.
El champú en cambio parece una melaza oscura. O, mejor, miel de caña. En la etiqueta dice que es "a los frutos silvestres", pero tiene el mismo contenido en bayas y moras del que tenía de manzanas el gel.
Para que tu pelo no parezca una alambrada usas un acondicionador, lo que significa algo así como encerarse el cabello con un producto cuyo fabricante asegura que tiene estracto de melocotón. El único melocotón que problablemente tenga es el que aparece dibujado en la etiqueta, claro. Pero, eso si, huele como jamás habrá olido el mayor melocotonar de la historia.
La química hace milagros.
Te secas rápido, que hace mucho frío, te vistes, acabas de arreglarte, y sales de casa. Ya que te has lavado, habrá que lucir higiene por ahí.
En el ascensor te encuetras con tu señora vecina, la que siempre te examina con esa mirada crítica que comparten las vecinas de cierta edad y los comerciantes de ganado.
Parece que quiere decirte algo, pero no se atreve.
En el momento en que el ascensor toca la planta baja se decide y, con la mayor naturalidad te pregunta:
¿A cómo tienes el kilo de naranjas de zumo?
La culpa es solo tuya, por ir por ahí oliendo como una frutería.
(Esta es una situación fundamentalmente ficticia, cualquier parecido con personajes, lugares, productos o situaciones reales es fruto de una notable casualidad digna de comentarse en reuniones de amigos.)
Si visitas este blog de vez en cuando, quizás recuerdes a nuestro admirable Troy Hurtubise, del que ya te hablé cuando fabricó aquella espectacular armadura contra osos.
Troy se ha hecho merecedor de regresar a este blog por por otro invento, más espectacular si cabe que la armadura aquella, que podría valerle un premio Nobel (U otro IgNobel, al menos). Porque el polifacético y genial Troy Hurtubise ha fabricado una máquina para ver a través de las paredes.
Lo publica una (poco) prestigiosa web de noticias locales de North Bay, Canadá.
Contradiciendo las leyes de la física, la lógica y el sentido común, el genial inventor dice haber descubierto un tipo de radiación (la "Luz de Angel") que le permite atravesar todo tipo de materiales. Más poderoso que Supermán, ni tan siquiera el plomo se le resiste.
Basándose en este desconocido efecto y con la secreta ayuda de desconocidos científicos del MIT Troy ha fabricado un sofisticado aparato (repleto de lasers, cables, luces ultrvioletas y todo tipo de componentes exóticos) que le permite ver desde sus músculos a través de la piel a su coche tras la pared del garaje.
Pero las virtudes del invento no acaban aquí. Sofisticadas experiencias con chatarra militar le han permitido descubrir que su invento es capaz de vencer a la tecnología "stealth" de ocultación ante el radar.
Pero, como toda innovación tecnológica, la "Luz de Angel" tiene perversas contrapartidas. Tras muchos experimentos, el inventor ha descubierto que la misteriosa radiación puede detener el motor de los vehículos, averiar aparatos electrónicos y matar peces de colores.
Como es natural, potenciales compradores provenientes de todo el mundo (como Francia o Arabia Saudí) se disputan el invento de Troy.
Seguro que este invento cambia el mundo. O no.