El paro no es una estadística. El paro somos gente.
Y la cosa va a peor.
Esta tarde, después del proverbial documental de la 2 (Supongo que por lo del año de Darwin, están poniendo una serie sobre las galápagos que no está mal), empezaba un programa sobre Pirena 2009, que algo así como una competición de trineos de perros.
El caso es que el programita este tiene como sintonía la enésima versión del Canon de Pachelbel; esta vez un tanto folk, a base de gaitas y esas cosas.
Y no he podido no acordarme de este vídeo:
Tiene su parte de verdad...
En el discutido post anterior (a las personas parecen encantarnos los problemas de semántica), Estevo solicitaba cierta información:
Estoy intrigado. Me gustaría que maese Allan Psicobyte nos ilustrara ¿que forma adquieren los pechos cuando una mujer se tira en paracaídas?
Como a mí me van a pagar lo mismo ponga tetas o no, y aunque al hacer esto me cierre las puertas a futuros contratos con Adsense, aquí va la respuesta:
Supongamos que, vista la escasez de vocaciones, un convento de Clarisas decide lanzarse a la publicidad online, a ver si la cosa mejora.
Las monjitas (¿por qué las monjas casi siempre van en diminutivo)) diseñan sus banner, buscan algún bloguero solvente, de inteligencia preclara y probada rectitud, y le ofrecen pagarle a cambio de exhibir su propaganda.
Supongamos también (porque suponer es gratis) que el "bloguero solvente, de inteligencia preclara y probada rectitud" que acaban encontrando resulto ser yo mismo, y que llegamos a un acuerdo.
Firmamos nuestro contrato, pongo el anuncio en alguna esquinita, y las monjas pagan según las condiciones.
Naturalmente, sor María Encarnación de La Merced (la madre superiora y jefa del cotarro monjil) sabe qué clase de pozo de perversiones es esto del internet, por lo que hace constar en el contrato que, si yo pongo guarrerías, indecencias, irreverencias o contenidos contrarios a la recta moral en el blog, ellas se llevan su publicidad a otro sitio, porque no les interesa que su trabajado banner aparezca junto a dios sabe qué porquerías. Las monjas son muy suyas para estas cosas y no hay negociaciones: O firmas el contrato tal y como ellas lo han redactado, o puedes irte directamente. Como las lentejas.
La cosa es que lo de "guarrerías, indecencias, irreverencias o contenidos contrarios a la recta moral" es algo bastante subjetivo, y las monjas y yo acabamos teniendo un problema d interpretación cuando a mí me da por poner una imagen como la siguiente:
No sé si es porque se trata de un ídolo pagano (es Zeus o, quizás, Poseidón), o porque se le puede ver el pene, o porque la postura les parece una parodia de su propio dios, pero el caso es que las monjas consideran que esta imagen viola las condiciones de nuestro contrato y me dicen: "O quitas esa porquería o quitamos nuestra publicidad, pero esto así no puede seguir". No creo que la imagen tenga nada de malo, pero el contrato lo redactaron ellas.
Ahora yo puedo hacer varias cosas:
Lo que no me parecería del todo correcto es afirmar que sor María Encarnación de La Merced pretende "censurar" mi blog.
Eso no es censura. No se me está impidiendo publicar nada. Simplemente me dicen que, si quiero trabajar para ellas (y es lo que hago, me guste o nó, al firmar su contrato), tengo que hacerlo en sus condiciones. Y si no me gusta, no hay dinero.
El convento de clarisas no es el ministerio de cultura ni una ONG por la libertad de expresión, no me pagan para que hable libremente, me pagan para que les haga publicidad. Si ellas consideran (acertada o erróneamente) que su "producto" pierde valor en esas condiciones, tienen todo el derecho (dentro de los límites del contrato) a largarse con su "inversión" a otro sitio.
Todo esto viene a que al blog "Mangas Verdes" le ha pasado algo parecido, Sólo que cambiando "Monjas" por "Google".
Los de "Mangas Verdes" tienen publicidad de Adsense (O sea: De Google) en su blog. Le sacarán mas o menos dinero y les irá mas o menos peor, pero están en su derecho de ponerla.
Lo malo es que las condiciones que google te obliga a cumplir son surrealistas. La prohibición de cosas como "contenido violento, intolerancia racial o críticas hacia un particular, grupo u organización" o "pornografía y contenido no apto para menores", por citar sólo las dos primeras de la lista, es ya de interpretación tan flexible, si no más, que las que yo atribuía a mis hipotéticas monjas.
Y en Mangas Verdes pusieron un vídeo de un anuncio (Para más coña, de youtube, que también es de Google) en el que unas señoras de formas redondeadas y escasa vestimenta publicitaban (de modo un tanto psicodélico) una marca de lavadoras o algo así. Cada cual pone en su blog lo que le da la gana.
Que existe una infinidad de personas perfectamente dispuestas a ofenderse por un anuncio así es indudable a la vista de otros ejemplos de mentes retorcidas. Que mi difunta abuela tenía más amplitud de miras que los ridículos promedios que el departamento de marketing de Google parece haber calculado es algo que tendrás que creerme.
De modo que los de Google le mandan un correo a Mangas Verdes diciendo lo que decían mis monjas: Que o quita esa guarrada, o no ponen su publicidad.
Se pueden decir muchas cosas de Google en este caso (Y probablemente ninguna sea buena) pero, al igual que mis monjas, no está coartando la libertad de expresión de nadie.
Que los de Google son perfectamente capaces de censurar (O cosas peores) no es algo que haya que ir a preguntarle a los Chinos. Que son una empresa que mira por sus intereses es de cajón.
Pero, en este caso, no están censurando nada.
Aún tardaremos en reconocerlo pero hoy, oficialmente, es el día en el que la llamada "Obamamanía" termina, y empezamos a darnos cuenta de que puede que sea el emperador del mundo, pero sigue siendo el presidente de los Estados Unidos, por los Estados Unidos y para los Estados Unidos.
Las provincias seguiremos siendo comparsas.