Todavía no había comentado nada por aquí, pero este es mi (otro) libro:
Se llama "Python. Paso a paso", lo publica la editorial Ra-Ma, y lleva ya en torno a un año en las librerías.
Por no sé qué extrañas razones, en la página de Amazon aparece con el nombre de "Phyton. Paso A Paso".
Fui invitado a una mesa redonda en la Facultad de Informática de la Universidad Complutense de Madrid titulada "El software libre desde distintos mundos" (aquí está el anuncio del acto).
Allí tuve el honor de compartir mesa (dos veces, una en el debate y otra en la comida) con Jesús M. González Barahona, de la Universidad Rey Juan Carlos, Pablo Soto, Concejal de Ahora Madrid y desarrollador del portal de la participación ciudadana y Mónica Ramírez, de Debian-Women, cada uno de los cuales aportó su interesante punto de vista sobre el mundo del software libre.
En lo que a mí respecta, como los organizadores me habían dado bastante libertad para elegir el tema sobre el que quería hablar, decidí salirme un poco de la línea habitual (un tanto autocomplaciente) en estos eventos y poner sobre el tapete algunos de los problemas, confusiones, errores y malas actitudes que se pueden encontrar en el mundo del software libre.
Aquí tienes la presentación que utilicé durante mi charla.
Aquí el vídeo completo con las presentaciones de cada uno de los ponentes:
Y aquí, un resumen del evento.
Respuesta a una duda que suelen consultarme por estas fechas:
(Como se puede ver, ninguna de las actividades mencionadas en esta lista tiene relación con las creencias religiosas -o su ausencia-, e incluso los creyentes pueden practicarlas)
El otro día leí como alguien insultantemente joven describía a otras personas igualmente jóvenes el ruido blanco de una pantalla como:
"[...] la pantalla de una tele antigua con nieve (los píxeles estos grises) [...]".
Y yo he recordado que ya lo predije en twitter:
La generación TDT nunca entenderá "El cielo sobre la bahía tenía el color de un una pantalla de televisor sintonizada en un canal muerto"
Me entero por Campanilla que han multado a un chico por llevar una camiseta con las siglas A.C.A.B..
No es la primera vez que ese mensaje tare problemas a alguien. Una chica ya se llevó una multa por lo mismo, esta vez en un bolso.
No es que las autoridades estén en contra de los amantes de los gatos, sino que parece que las fuerzas del orden están particularmente sensibles ante la opinión que los ciudadanos tienen de ellas; al menos lo suficiente para interpretar torticeramente el artículo 37.4 de la infame "Ley Orgánica 4/2015, de 30 de marzo, de protección de la seguridad ciudadana", más conocida como "Ley Mordaza", que considera como faltas leves "Las faltas de respeto y consideración cuyo destinatario sea un miembro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en el ejercicio de sus funciones de protección de la seguridad, cuando estas conductas no sean constitutivas de infracción penal".
O a lo mejor no es eso. A lo mejor los pollitos les gustan más.
En cualquier caso, yo recomendaría encarecidamente a la Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia que vendiese camisetas promocionales con sus siglas bien visibles, que seguro que encuentra montones de compradores solidarizados con su muy respetable causa.
Avisa Sergio Carrasco en Twitter:
"una denuncia (que no debería existir, cierto) más que una sanción. Debería archivarse."