He descubierto que tratar de fotografiar murciélagos en vuelo es jodidamente complicado:
Está oscuro, apenas puedes verlos y ya no digamos enfocar (a lo que hay que unir que necesitas abrir mucho el diafragma), son demasiado rápidos y cambian de trayectoria repentina e inesperadamente. La mayoría de las veces, cuando haces la foto ellos ya no están allí.
Y, además, la gente se te queda mirando, mientras vé cómo le haces fotos a la nada.
Hoy es el último domingo de Septiembre.
De nuevo, cuando parecía que esto se acababa, ha surgido un nuevo voluntario. Desde las extensas llanuras de Cimeria, ha llegado Uro Salvaje para arrasar a sus enemigos, violar a su ganado, robar sus mujeres y matar sus campos (O algo parecido, no me acabó de quedar claro).
Al grito de "O supero en número, seáis cuantos seáis", Uro Salvaje se enfrentará a inacables ejércitos, sobre todo si son de plomo...