Como es razonable para un 14 de julio, en la calle hace un calor sofocante, y a media tarde será un completo infierno.
Un día como hoy apenas se puede salir. Nada de empezar a corretear por las calles, ni soñar con juntar gente para alzarse en armas y, mucho menos, ponerse a tomar la Bastilla, con este calor.
Para las revoluciones, mejor primavera. O esperar al otoño.
Pero es que los franceses son gente muy rara.
Era hora de poner fin a aquella mascarada. Entré en la cocina dispuesto a poner las cartas sobre la mesa. El tipo estaba agachado junto a mi lavadora medio eviscerada por los suelos. Me oyó entrar y se incorporó con una pieza entre las manos. Iba a decirme eso de "¿Ha visto esta resistencia llena de cal?". Su único fallo había sido acudir al aviso de un friki de mierda que durante su infancia había desarmado todas las máquinas de su casa: la lavadora, el secador, el ciclotrón, el plano inclinado…
- ¿Ha visto esta resistencia llena de…?
- Ya es suficiente, amigo -le dije con tono cortante-. Sabes tan bien como yo que esa resistencia no es la de mi lavadora.
Recortado de Halón Disparado » El oscuro secreto del técnico de lavadoras del anuncio de Calgón