Es bién sabido que los patos son unos esnobs, y por eso se burlaban del patito feo y no le permitían unirse a ellos.
En realidad, al patito feo no le molestaba ser feo. Lo que le jodía era que los demás patitos no quisiesen jugar con él.
Cuando se transformó en un atractivo y arrebatador cisne, todos los que antes le despreciaban se sentían ahora atraídos y querían estar con él.
Pero, claro, el ex-patito feo (y ahora cisne) no quería saber nada de unos miserables patos de mierda, y se fué con sus nuevos colegas cisnes, que eran los más guays del estanque.
Lo cual demuestra que el patito feo era igual de gilipollas que el resto de los patos.