Creo que, en general, he sabido librarme del afán consumista.
Y digo en general porque, en el caso de los libros, lo mío es compulsivo.
Verás: Trato de convencerme a mí mismo de que acabaré leyendo todos los que compro, pero, en lo más profundo de mi alma, tengo siempre la duda de si será eso cierto o nó.
Todo esto viene a lo siguiente:
Estamos en plena "Feria del libro antiguo y de ocasión", lo que es una oportunidad única para encontrar restos de ediciones y algunas gangas, y pasé por allí, a dar un vistazo.
Solo para mirar.
Y, bueno, quizás a comprar uno...
Y el resultado fué este:
- "Walden Dos", de Skinner: Lo leí hace años, prestado. Pero quería recordarlo y, compulsión mediante, tenerlo.
- "Ensayo sobre el principio de la población", de Malthus: Este es uno de los que, con casi total seguridad, no leeré jamás. Pero estaba ahí, en edición de bolsillo, tan baratito...
- "Las astronaves de madera", de Bob Shaw: Que es el segundo tomo de una trilogía. Trilogía descatalogada. De la que no tengo los otros dos tomos. Sin Comentarios.
- "El Unico y Su Propiedad", de Max Stirner (en dos tomos): En realidad, no me gusta el individualismo radical del alemán este, pero realmente quiero intentar enterarme de lo que dice. Por ahora, en un especie de broma cruel, lo he colocado en mi estantería entre Rousseau y Proudhom. Seguro que el Stirner se está revolviendo en su tumba.
- "Antorcha", de Marion Zimmer Bradley: De esta señora leí uno de los de su serie de Darkover, y la verdad es que no me gustó demasiado. Pero el argumento de este (La guerra de Troya desde el punto de vista de sus mujeres) suena bastante interesante. Veremos que tal está.
- "Diseño y remodelación de periódicos", de Mario R. García: Aunque esté orientado a la prensa escrita, y aunque sea antiguo, siempre se puede aprender algo sobre diseño y estructuración de página, para quizás aplicarlo a la web.
- "Química Recreativa", de Vlasov y Trifonov: Siempre me han gustado los libros del estilo "La ciencia divertida" y, para esto, los rusos siempre han sido los mejores. El ejemplar que he comprado está un poco estropeado, pero nada que un poco de cola no pueda resolver.
El caso es que, al final, he vuelto a dejarme llevar por mis impulsos. Y regreso a casa con un par de bolsas cargadas de libros.