Este año he desistido de mandar la carta a los Reyes Magos. Despues de todo, nunca me traen lo que yo les pido. Supongo que no soy lo suficientemente bueno.
A este paso, y visto que últimanente está de moda, me hago republicano. Y que se fastidien los Reyes, por muy Magos que sean.
Pero quiero ser del estilo de los que proclamaron la segunda república, que es la buena.
¿Que por qué? Por detalles como estos:
Artículo 1. España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y de Justicia.
Artículo 6. España renuncia a la guerra como instrumento de política nacional.
Artículo 26. [...] El Estado, las regiones, las provincias y los Municipios, no mantendrán, favorecerán, ni auxiliarán económicamente a las Iglesias, Asociaciones e Instituciones religiosas.
Comprenderás que a mí, que me han criado para rojo, lo de trabajadores de toda clase me llegue al alma. Y no digamos la renuncia a la guerra (cosa que no tiene la actual constitución) y la tajante aconfesionalidad sin paliativos ni medias tintas que destila por sus artículos.
Y, además, las banderas: la tricolor es más bonita que la rojigualda.
Lo dicho: O espabilan los Reyes Magos, o me paso a la República.
Despues de acabar cabreado con los incompetentes de mi viejo hosting y de que este blog pase unos días offline, ya ha terminado, prácticamente, mi mudanza a un nuevo servidor.
Me mudo a L.M.I. por recomendación del amigo Arkangel, que ya habitaba estos lares. Ya somos auténticos vecinos: Habitamos en el mismo ordenador.
Lo peor es que es posible que se hayan perdido algunos de los comentarios que había por aquí. Espero poder recuperar, al menos, los más antiguos a partir de copias de seguridad viejas y eso. Pero, por ahorta, no hay ninguno. Lo siento mucho.
En realidad, no creo que tú notes ninguna diferencia con respecto al anterior servidor, pero te aseguro que internamente hay un montón de diferencias.
Vamos a ver cómo sale esto.
Mi compañero F. y yo tenemos gustos musicales distintos. Muy distintos.
Eso, en principio, está bién: Gente distinta, gustos distintos, variedad de caracteres, otras perspectivas, diversidad, bla bla bla...
Todo muy bonito.
Pero, si te digo que trabajamos todo el día en la misma pequeña habitación, ya empezarás a sospechar que la cosa se pone peliaguda.
Aún así, y salvo momentos puntuales, lo llevamos bién, y no hemos tenido que llegar a la agrasión física. Pero hoy la cosa ha alcanzado el límite de ruptura. Me temo que la tragedia nos acecha.
Hoy, ese bellaco vil e infame de mi compañero, aliado en criminal asociación con el traidor de Arkangel, me ha dado una sádica sesión de algo llamado Opera Chill Out.
Por si tienes la suerte de no conocer qué es eso, te diré que significa agarrar una obra maestra de la ópera (generalmente un aria de las más conocidas), deformarla con cambios de ritmo, reververaciones o distorsiones varias, e inyectarle sin compasión ritmos electrónicos, hasta derrumbar todo sentido musical concebible.
De verdad, es criminal. La O.N.U. debería intervenir.
Entiendo que a mucha gente no le guste la ópera. Pero esa no es una razón para torturarla de ese modo.
Cuando he oido lo que le han hecho a "Un bel di vedremo", que es probablemente el aria más hermosa (y famosa) de Madame Butterfly, me han dado ganas de estrangular a alguien. Es como lanzar ácido a los ojos de Sofía Loren.