Tiene el amigo Arkangel, en su blog, una foto que ha intitulado "La Felicidad".
Resulta sorprendente todo lo que, al ojo avisado, puede llegar a mostrar una simple fotografia como esta de la que hablo, y que reproduzco aquí abajo:
A primera vista, aquí hay tres sonrientes personas bebiendo en un bar.
Una vista aguda, y el necesario conocimiento etílico, mostrarán también que lo que beben esas personas tan sonrientes es caipiriña.
Alguien que conozca a las personas fotografiadas, podrá identificarlos como los siguientes individuos: El feo de la derecha es un servidor, y los otros dos son los que, para bién o para mal, acertada o erróneamente, considero dos de mis mejores amigos. Dado que tampoco tengo demasiados amigos, cabe decir que contarse entre los mejores no parece ser algo muy meritorio. Pero también hay que añadir que no está claro si esto es un merito que tienen, o una cruz que les ha caido.
Lo que es ya más dificl de ver es que el local en el que se encuentran tomando caipirinhas es el "O Curruncho" y que, si sales por la puerta que está fuera de foco, te encontrarás en una estrecha calle llamada "entremuros", en un barrio de casas de piedra, no muy lejos de la Plaza del Obradoiro, en una ciudad llamada Santiago de Compostela.
Y si sigues alejando el zoom imaginario, verás que la ciudad de viejas piedras está rodeada de campos verdes, aldeas minúsculas y densos bosques. Y que algunos de esos campos, aldeas y bosques están atravesados por un camino a veces fascinante y a veces agotador, a veces alegre y otras... no tanto
Y todo eso sale en esta foto.
Pero hay más.
Porque si en lugar de mirar la foto hacia fuera, lo haces hacia dentro, verás lo que yo creo que problablemente ha visto el amigo Arkangel.
Y esta es mi apostilla al escueto título de Arkangel (o, al menos, a lo que a mí me sugiere):
Que la felicidad se puede alcanzar infinidad de veces en una vida, normalente en los momento más inesperados. Aunque solo duren un instante.
Pero, supongo, es por esos instantes por los que segimos viviendo.
Te lo advierto: Voy a ser un poco capcioso con los números:
En el último censo electoral de España hay contabilizadas 34.335.611 personas, una de las cuales soy yo.
En base a ello se calcula fácilmente que, en unas elecciones generales, el "peso" de mi voto es de 0'0029 por 100.000.
Esa es la probabilidad de que mi voto individual sea determinante para el resultado de las eleciones.
La población española en 2002 era de 41.837.894 personas.
Ese mismo año hubo 5.347 muertos en accidente de tráfico.
Lo que me dá una probabilidad anual de 12'78 por 100.000 de morir en accidente de tráfico.
En resumen, la probabilidad de morir en accidente de tráfico es 4.407 veces mayor que la de que mi voto sea determinante en unas elecciones generales.
Hoy me he despertado poco democrático.
PD: Esto es estadísticamente. Claro que, estadísticamente, la ciudad del Vaticano tiene dos Papas por kilómetro cuadrado...