Zeitgeist: expresión del idioma alemán que significa "el espíritu (Geist) del tiempo (Zeit)". Denota el clima intelectual y cultural de una era.
Corrían los años 80.
Era la época de Reagan, de Thatcher y del telón de acero. Del "no future" y el punk. De la crisis y el paro. De los disturbios de Brixton y Liverpool.
El guionista Allan Moore y el dibujante David Lloyd se unieron para acabar creando el cómic "V de Vendetta". Sólo en una época como esa habría sido concebible un personaje como su protagonista: Un completo nihilista, un terrorista implacable y cruel, que no dudará en sacrificar cualquier obstáculo en nombre de una libertad absoluta.
Moore y Lloyd no trataron de maquillar a su protagonista como el clásico héroe de buenos sentimientos y corazón generoso. Una buena parte del atractivo del cómic es reconocer que su protagonista es un loco peligroso, un completo cabrón, y que está cargado de razón. "V" llama a los ingleses a la revolución, el alzamiento de la masa provoca disturbios, linchamientos, pillaje. Será de las cenizas de un Londres en ruinas de donde nazca, quizás, un futuro anarquista y libre, regado con la sangre de heroes y villanos.
La libertad, en los ochenta, no podría nacer de otro modo.
En la primera década del siglo XXI, el director James McTeigue llevó a cabo la versión cinematográfica del cómic de Moore y Lloyd. pero el espíritu de la época ya es otro completamente distinto.
En esta versión, la revolución de "V" ya no está sentada sobre sobre las ruinas y las llamas, si no que surge del pacífico alzarse de una respetuosa multitud silenciosa y jodidamente democrática. En la película, la masa que sale a la calle no va armada ni gritando, no hay pillajes ni destrucción.
Los tiempos han cambiado.
Anonimous, el colectivo descentralizado que usa la máscara de "V" como símbolo, basa su estrategia de lucha en ataques DdoS, que es algo que puede sonar muy espectacular, pero que sólo es el equivalente cibernético a cortar el paso a unos grandes almacenes haciendo una sentada.
Se organizan manifestaciones, protestas, acampadas y asambleas en las que cualquier símbolo, gesto o lenguaje violento o meramente desagradable es proscrito (pero de forma pacífica). Y todo ello se hace con retorcidas y largas votaciones consensuadas que preservan la absoluta pureza democrática del movimiento.
Quizás lo más significativo sean las imágenes de hombres y mujeres sentados pacíficamente con las palmas alzadas, permitiendo con absoluta pasividad que las porras de la policía se ceben en ellos.
Cuando los "Indignados" del 15m se manifestaron en la toma de posesión de los ayuntamientos, se escucharon críticas contra la "injustificable violencia" que habían ejercido algunos al insultar a los políticos y otros asistentes.
Hoy, los insultos son "violencia injustificable". En los 80, casi la misma expresión se usó para describir cócteles molotov y un centenar de edificios en llamas.
No sé cuanto durará, porque la paciencia de hasta el mas pasivo pacifista tiene su límite. Pero este parece ser el nuevo y extraño espíritu de los tiempos.