Si, como dicen, la tan traída y llevada Web 2.0 es aquella que escriben tus lectores, no es irrazonable suponer que este agosto han sido mis Vacaciones 2.0.
Probablemente recuerdes que, previendo que me iba de vacaciones a Galicia, escribí un post pidiendo consejo (porque, ya se sabe, "tus lectores saben más que tú").
Pensándolo a posteriori, podría haber salido cualquier cosa de este experimento. La gente, por ejemplo, tiene gustos distintos, y lo que te recomiendo yo no tiene por qué gustarte a ti.
Pero el caso es que, debo decir, la experiencia ha sido estupenda.
El año que viene, si me voy otra vez de vacaciones, repito consulta blogueril.
En función de lo que (más o menos) tenía previsto yo mismo, y lo que me aconsejó la gente en los comentarios, Li y yo nos montamos una ruta medio improvisada (nunca sabíamos con antelación dónde íbamos a dormir esa noche, por ejemplo) que resultó ser, al final , más o menos las siguiente:
23 días, 3500 kilómetros, 300 litros de combustible, 3.6 Gigas de fotografías, una tonelada de anécdotas y una bomba de gasolina (sí, una bomba de gasolina).
Entramos en Galicia por el precioso pueblecito de Cebreiro, desde ahí seguimos el Camino de Santiago (parando en sitios como Samos, Portomarín...) hasta (lógicamente) Santiago, haciendo noche en Melide donde, siguiendo la inteligente idea de Jose Ignacio cenamos a base de pulpo en el Ezequiel.
Desde Compostela cruzamos casi toda Galicia otra vez para, pasando por Mondoñedo (No paramos a visitar a su obispo) llegar a Ribadeo. Allí, no sin cierta complicación, conseguimos coordinarnos con las mareas para poder ver la Playa Catedrales, como había dicho el Camarada Bakunin.
A partir de allí el Viaje consistió en ir bordeando la costa en dirección oeste, haciendo alguna incursión en el interior cuando nos apetecía acercarnos a algún sitio (lo que implica que, en estas vacaciones, casi no hemos visto el interior).
Por consejo de Ig, pudimos contemplar (a riesgo de ser arrastrados por el viento) las espectaculares vistas desde la Estaca de Bares.
El desafortunado accidente "urinario" de Veva (muchos besos, y ten más cuidado con donde te metes) provocó que no estuviese en disposición de recibir turistas intempestivos, por lo que no pudimos visitarla (aunque paramos en el mismo pueblo del accidente). Otra vez será. Además, una mala coordinación por nuestra parte hizo que no pasásemos por San Andrés de Teixido (habrá que ir en otro viaje, o en otros tres...) ni la Atalaia de Herveria.
Al llegar a Coruña (donde, por fin, pude visitar el acuario) a quienes sí pudimos ver fueron a Greg, Meig y Nekromant, que nos recibieron y nos trataron estupendamente (y quienes están obligados a venir a Granada a visitarnos). Nos llevaron de bares y a comer (¡marisco!), nos aconsejaron, nos explicaron... (Nekromant habla de ello en este post)
Durante el par de días que pasamos allí hablamos de casi todo. Desde las evidentes cosillas de blogs hasta de los distintos estilos de "ligoteo" en nuestras respectivas ciudades, pasando por los chistes a costa de nuestros respectivos acentos (Como dice Greg, en los blogs nadie tiene acento). Li y yo disfrutamos lo más grande con su compañía, hasta el punto de que nos costó mucho, pero mucho, irnos para seguir nuestro camino (En realidad, al final decidimos no quedarnos más tiempo porque temíamos hacernos pesados).
En serio, los coruñeses estos son una gente estupenda.
A pesar de que, como digo, nos hubiera gustado quedarnos más tiempo, nos fuimos con un estupendo sabor de boca en dirección a Malpica, desde donde acercamos a Carballo, la fervenza de Entrecruces (por consejo de Meig) y, aconsejados por Juan, Meig y marinela, el precioso coto de Verdes.
De allí a Ponteceso, Laxe y a recorrer Costa da Morte, con su Cabo Vilán, como habían dicho Ig y Meig.
Y llegó el desastre.
A ningún viaje le falta su anécdota "desastrosa" y la nuestra llegó con la maldición de Costa da Morte.
En un camino de tierra en plena Costa da Morte, Justo en la misma puerta del famoso Cementerio de los Ingleses, la bomba de gasolina del coche dijo que no pensaba seguir camino. Ahí estábamos, varados en las rocas.
Hizo falta llamar a la grúa, que nos remolcó hasta Os Muiños, un minúsculo pueblo a unos cuatro kilómetros de Muxía (en la parroquia de de Moraime), donde estuvimos cinco días esperando a que llegase la pieza de repuesto (Tuvimos la mala suerte de averiar el coche un viernes, lo que suma dos días a cualquier espera). Cinco días de "Aún no ha llegado, quizás mañana". Pero, al menos, tuvimos tiempo de acercarnos a Muxía (andando), a ver la iglesia románica de San Juan de Moraime, a pasear por la playa y a visitar los molinos que le dan nombre al pueblo...
Cuando, por fin, tuvimos el coche arreglado, ya no íbamos tan holgados de tiempo. A pesar de todo decidimos seguir camino y fuimos a visitar Fisterra (joder, como ha cambiado) y a ver ponerse el sol desde el cabo de Finisterre.
Nos encaminamos a Carnota (a ver su hórreo), a Muros (a ver el molino de mareas) y camino a Rías Baixas.
Paramos en Baroña a ver su castro y en Corrubedo a ver el parque y sus dunas (Aunque, como dijo Meig y Nekromant, las dunas son sólo dunas) y el cercano dolmen de Axeitos. Aunque pasamos por Padrón, entre que estaban en huelga de basureros y no nos llaman mucho la atención los pimientos, no paramos a comernos ninguno. Donde sí paramos fue en Carril. Unas almejas son unas almejas.
A Li le gustó especialmente la Isla de Arosa (Aunque no pudimos disfrutar del pulpo que nos recomendó Juan), y me ha hecho prometerle que la volveré a llevar a sus playas. La Toja nos dejó bastante fríos a ambos. También disfrutamos, en península del morrazo, de algunas de sus playas (como la de barra), como dijo marinela.
En Arcade nos dimos por fin "La gran mariscada" que llevávamos todo el viaje planeando, en un estupendo, pequeño y barato bar que nos había recomendado Greg. Aunque son famosas, no conseguí convencer a Li de que nos comiéramos una docenita de ostras.
Como dijo Lectorasiduo, no podíamos perdernos las Cíes, y cogimos el barco en Cangas para pasar allí un todo un soleado día (Aunque acotado por una mañana y una noche lluviosas).
Después Baiona (Nos saltamos Vigo, por la cosa del tiempo que habíamos perdido) y camino de A Guarda, a ver el monte de Santa Tegra y su castro. Desde allí remontamos el Miño y pasamos nuestra última noche gallega en Allariz.
Y esto es todo lo que soy capaz de resumir.
Muchas gracias a todos los que nos aconsejaron y muchas gracias, sobre todo, a Greg, Meig y Nekromant.
P.D: Aunque nos ha llovido algo, casi siempre hemos tenido un sol estupendo. Hemos vuelto mucho más morenos de lo que nos fuimos, e incluso me he despellejado un poco con el sol.
Ir a Galicia a ponerse moreno...
¡Manda carallo!
No, en serio. ¿Aún sigues ahí? ¿Esto que es? ¿Masoquismo?
Comentarios
Un abrazo psico!
¡Que envidia!
Saludillos
La verdad es que ha sido un placer conoceros, una blogoexperiencia estupenda! A ver ahora cuando se tercia lo de ir a Granada, por lo de pronto... cuando haga mucho frío!!
PD. Queremos una versión de sitios favoritos y fotos!!!!!
(Disculpa que haya tratado con las delicadas damas y los galantes caballeros que con tanta eficiencia custodiaron esta cuadernícola morada. Pues, en tu ausencia, quedé confundido por sus delicadas maneras y, al percatarme del embrujo, era ya tarde para desdecir lo dicho…)
¡Cataluña y yo nos sentiremos muy honrados si os decidís a visitarnos alguna vez!
Jordi
¿¿Saltarse Vigo??
AAAAARRRRGGHHHHH!!!!! X-(
que duerme en el agua
tal vez un día
mudarás tu cama
No encuentro el resto en google. Yo también quiero volver, pasamos allí un verano estupendo aprendiendo vela en el CINA el Anónimo y yo hace mil años, más o menos *suspiro nostálgico*
¡y no me gusta que me llamen masoquista! >:D