Que Fraga diga que, para "ponderar el peso de los nacionalistas", habría que "colgarlos de algún sitio", no deja de ser una simple chorrada de esas que, de vez en cuando, les gusta soltar a los políticos ("Lacallesmía" Fragasaurio ha soltado, suelta y soltará muchas mucho peores). El que los miembros de otros partidos se rasguen las vestiduras y se muestren furibundos y escandalizados, por muy previsible que fuese, sigue siendo el mismo tipo de tontería.
Lo malo para el PP es que el afán suspensor de Fraga le ha venido en muy mal momento. Todavía andaban encolerizados pidiendo dimisiones de otros políticos procaces por lo de "Los tontos de los cojones que votan a la derecha" y lo de "Muerte al Borbón", y el Nadador de Palomares les sale con esta. Ahora les toca la complicada tarea de nadar y guardar la ropa, cómo mantener las críticas a los demás capullos sin expulsar al suyo.
Para empezar, La inefable Soraya (¿No tiene ningún asesor de imagen que le obligue a quitarse el gestito repipi que hace con la lengua?) dio la otra noche en el programa de Buenafuente una magistral clase de lo que, en mis tiempos, se llamaba "Lógica jesuítica":
Él, que es un señor mayor y, además, muy relacionado con el mundo rural, dijo "Pues habrá que ponderar colgandolos", que es como antes se pesaba a la gente, en una cosa que se llama "balanza" o "Romana".
Creo que a Soraya le escribe los guiones alguien de los Monty Python.