Con los movimientos de capital sucede como con los novios: por mucho que se empeñe alguna despechada, no se roban, se van ellos solitos por voluntad propia. Vamos, que si una multinacional se va a deslocalizar a Hungría no es porque los húngaros nos hayan robado al jefe ni tampoco porque éste sea malo, sino porque, sencillamente, son más sexys.
Recortado de Magda Bandera: Distintas formas de robar