Hace algún tiempo que JJ Merelo me regaló un ejemplar de su libro "Paseos por Venecia".
En la contraportada dice que "Si te lo encuentras alguna vez (a JJ), es mejor que no le digas 'Háblame de Venecia'", y entiendo perfectamente por qué: JJ está enamorado de Venecia.
"Paseos por Venecia" es una guía de viaje sincera, escrita a pie de calle, observando los detalles de cada fachada, buscando el fondo de cada calleja, deteniéndose a mirar cada rincón; se nota en cada página que está escrita por alguien que ama la ciudad y que la ha visitado a menudo.
Es el equivalente a ir acompañado por tu cuñado, ese que vive desde hace años allí y se conoce los mejores bares y todos los palazzos, y que está empeñado en contarte la historia de todos los puentes y las leyendas de todos los monumentos. Con la diferencia de que, en el caso de tu cuñado, no puedes levantar la vista del párrafo y dejar un marcapáginas.
Un aspecto curioso, que salta a la vista a todo lo largo de la guía, es que es un libro sobre Venecia escrito desde Granada. No me refiero en el sentido físico, sino en el discursivo: el libro continuamente busca los puntos de contacto entre las dos ciudades y, a menudo, cuando habla de Venecia dice "allí", y cuando dice "aquí" se refiere a Granada. No me parece mal, pero a mí me saca un poco de ese estado mental de estar allí, recorriendo las calles, que sostiene el conjunto del libro.
El que sea un libro escrito desde el amor a la cuidad no quita que también esté escrito desde el respeto a su identidad: Al contrario que muchos otros autores (quizás la mayoría), J.J Merelo habla de la Venecia que existe realmente, no de una Venecia idealizada ni de una excusa para proyectar los sentimientos y meditaciones del propio autor. Que no es algo que esté mal, sin duda, pero sería otro libro.
En este sentido, su estilo descriptivo le debe más a Marco Polo (lo que suena bastante lógico) que a la tradición romántica del Grand Tour que tanto contribuyó a crear la imagen popular de la ciudad.
La guía trata de poner en contexto cada elemento con su entorno y su historia aunque, eso sí, se trata de una suerte de historia diacrónica, en la que, en ocasiones, es difícil ubicar claramente a qué periodo se refiere cuando habla del pasado de la ciudad; de todos modos, como Venecia está siempre orbitando insistentemente en torno al atractor extraño del Renacimiento, la verdad es que no importa tanto.
A pesar del formato narrativo, que va describiendo la ciudad a medida que recorre sus calles, no es un libro de pequeño formato que sea fácil de llevar encima mientras visitas la ciudad (salvo en su versión electrónica, imagino); supongo que hay demasiada Venecia como para condensarla en una guía de bolsillo.