Psicofonías

(algo así como el blog de Psicobyte)

Los rayos N

Cuando publiqué, como una forma de exponer el método del "doble ciego", mis dudas teóricas sobre las aspirinas, surgió en sus comentarios una especie de pequeño pero interesante debate a cuenta de las ventajas o desventajas de unas ciencias (como la medicina) sobre otras (como la física).

Sé que no es exactamente esto de lo que se habló, pero es cierto que se ha popularizado una cierta imagen del científico (y sobre todo del físico) como un tipo muy inteligente, a la par que objetivo y observador imparcial.

Según esta imagen, la ciencia es un continuo ascender en el conocimiento por medio de descubrimientos hechos a base de observación objetiva y libre de prejuicios.

Nada más lejos de la realidad.

Los científicos son, como todo el mundo, hijos de su tiempo y de su entorno. Con sus creencias razonadas o absurdas, con sus prejuicios acerca de cómo es el mundo y con sus errores, aciertos, logros y meteduras de pata.

Probablemente nunca hayas oído oír hablar de los increíbles rayos N, el descubrimiento que sacudió al mundo. Permíteme que te cuente su historia. Creo que puede ser muy interesante:

Para ello, viajemos mentalmente unos cien años al pasado, a principios del siglo veinte.

Los rayos X

Se trata de la "época heroica" de la física. No hacía mucho (1895) que Wilhelm Conrad Roentgen había descubierto, por accidente, los rayos X, y este hallazgo abría un nuevo y fascinante campo de investigación. Un montón de nuevos descubrimientos (radioactividad, radiaciones alfa, beta y gamma...) se sucedían casi día a día, en una ruta que prometía desvelar la estructura profunda de la materia.

Wilhelm Conrad Roentgen

Concretamente, el alemán Heinrich Rudolf Hertz (el mayor experto en electromagnetismo de su época) estaba interesado en descubrir si los rayos X estaban formados por haces de partículas o si, por el contrario, eran ondas. Según la teoría clásica, si los rayos X fuesen ondas podrían polarizarse pero, si fuesen partículas, esto no podría hacerse.

Heinrich Rudolf Hertz

Para tratar de detectar esta polarización, Hertz ingenió un dispositivo consistente en unos electrodos que generaban dos haces de chispas, dispuestos a lo largo de dos ejes ortogonales. La chispa que estuviese en un plano más próximo al de polarización de los rayos debería tener más intensidad que la otra. La distancia entre los electrodos podía graduarse para así ver qué chispa era más intensa (a más intensidad, más distancia podría recorrer).

No era un experimento fácil. Había que ir haciendo pruebas con varias distancias entre los electrodos y con el dispositivo girado en varios ángulos, e ir anotando metódicamente los resultados. Pero Hertz era un tipo cuidadoso y metódico.

A pesar de todos sus esfuerzos, el experimento de Hertz no obtuvo resultados.

Los rayos N

Pero, en 1903, el francés René Prosper Blondlot repitió esos experimentos de un modo casi idéntico. Blondlot usaba un dispositivo de "chispas" parecido al de Hertz, pero con la salvedad de que en el suyo no se medía la intensidad de la chispa por la distancia entre los electrodos, si no por su luminosidad.

René Prosper Blondlot

Esto es más cómodo (no hay que ir ajustando la distancia entre los electrodos) pero mucho más impreciso y subjetivo (hay que evaluar el brillo de la chispa "a ojo").

Blondot identificó una polarización y, por tanto, la confirmación de su hipótesis de que los rayos X eran ondas. Pero, aún más interesante, también encontró que el rayo detectado se desviaba con un prisma de cuarzo.

Pero resulta que ya se sabía que un prisma como ese no podía afectar a los rayos X, por lo que Blondlot dedujo que, junto con estos, había otra radiación que estaba afectando a su chispa. Tras meses de investigación, Blondlot publicó su descubrimiento, al que llamó "Rayos N" (Por la inicial de Nancy, donde está la universidad donde investigaba), y se montó el lío.

Blondlot descubrió que podía aumentar el brillo de los materiales fosforescentes con sus rayos. Descubrió también que los cuerpos metálicos los emitían, pero la madera no.

También afirmó haber descubierto también los rayos N1, que tenían propiedades opuestas a los rayos N (disminuían la intensidad de la chispa en el plano de polarización). Además, se empezaron a descubrir montones de increíbles propiedades médicas de los rayos N: Incrementaban la capacidad de visión, los seres vivos los emitían con intensidad variable según su estado de salud, los medicamentos hacían variar la intensidad de estos en los órganos a los que afectaban, incluso el cerebro emitía rayos N de diferente forma según su actividad.

Las dudas

A pesar de todos estos avances, muchos científicos dudaban (cada vez más) de la mera existencia de los rayos de Blondlot. Intentaban repetir sus experimentos, pero no lograban detectar nada. Este les respondía que, para detectar las pequeñas variaciones de brillo de su chispa o los materiales fosforescentes, hacía falta una vista aguda y un ojo entrenado. La cosa se volvía cada vez más sospechosa.

Hertz, seguido de casi todos los físicos alemanes, negó la validez de los rayos N y de todo ese experimento (¿Cómo iba a tener éxito un francés donde él había fallado?). Blondlot, apoyado por los físicos franceses, defendía su descubrimiento.

El resto de la comunidad científica estaba dividido aunque, conforme se fueron haciendo descubrimientos cada vez más sorprendentes, el tema de los rayos N se volvía más sospechoso.

Los ánimos se estaban caldeando, y aquello no parecía serio con tantos físicos acusándose unos a otros hasta que, al final, la revista Nature envió a un hombre a descubrir qué estaba pasando allí, y acabar de una vez por todas con ese incómodo asunto.

El hombre elegido para tan peculiar misión fue el físico norteamericano Robert Williams Wood.

Wood, Blondlot y el ayudante

Wood, que además de ser un experto en óptica ya había desenmascarado a algunos videntes y médiums, tenía bastante experiencia en descubrir engaños, y preparó una serie de "trucos" para descubrir si Blondlot decía la verdad.

No parece que Wood, en realidad, sospechase de un engaño de Blondlot. Más bién, al principio, creía que estaba siendo víctima de un error.
 Robert Williams Wood

Wood se presentó ante Blondlot hablando siempre en alemán, pese a que hablaba francés perfectamente. Esto le dio a Blondot y a su ayudante la impresión de que podían hablar entre ellos libremente sin que el americano se enterase. Pero Wood escuchaba atentamente.

Blondot se dedicó a mostrarle a Wood sus experimentos. Y Wood se dedicó a desmontárselos.

En el experimento "clásico" de detección de los rayos N, Blondlot enfocó un haz de estos sobre una pantalla fosforescente. Cuando los rayos incidían sobre esta, su brillo se incrementaba levemente en ciertos lugares. Pero, a pesar de que Blondlot parecía verlo muy claramente, Wood no notaba ningún cambio de brillo.

Wood pidió entonces que, mientras él interrumpía el haz de rayos, Blondlot le indicase cuando veía aumentar el brillo y cuando no. Como estaban a oscuras, Nadie podía ver si Wood estaba interrumpiendo el rayo. Blondlot accedió confiado, pero no acertó casi ninguna vez. A veces decía ver el incremento de luminosidad cuando el rayo estaba interrumpido, y no verlo cuando la pantalla estaba recibiendo rayos. Blondlot no estaba viendo ningún cambio real en el brillo de la pantalla.

En otro experimento, para demostrar que los rayos N aumentaban la capacidad de visión del que los recibía situaron, en penumbra, a un sujeto a cierta distancia de un reloj y ubicaron un archivador metálico (emisor de rayos N) detrás de él, cerca de su cabeza. El sujeto dijo que veía mucho mejor los números del reloj cuando el archivador estaba cerca.

Pero Wood pidió repetir el experimento y, sin que nadie se diera cuenta, sustituyó el archivador por un mueble de madera (recuerda que la madera no emitía rayos N). El sujeto, sin embargo, siguió notando la mejoría en su visión bajo los efectos de esos rayos que no estaba recibiendo.

En otro más, esta vez para ver cómo un prisma de aluminio desviaba los rayos, Wood quitó el prisma, pero fue descubierto por el ayudante de Blondlot, que avisó a su jefe (que ya había dicho ver el efecto en la pantalla de los rayos refractados) en francés, diciendo "No veo nada, creo que el americano ha tocado algo". Cuando repitieron el experimento, Wood se movió sonoramente en dirección al prisma, pero sin tocarlo. De nuevo el ayudante dijo que no veía el brillo en la pantalla, aunque el prisma seguía ahí.

El fin de los rayos N

Wood publicó los resultados de su investigación en la revista Nature, donde cargaba las culpas del engaño sobre el ayudante de Blondlot.

Blondlot siempre defendió su inocencia y la de su ayudante, pero la publicación del artículo de Wood condenó para siempre a Blondlot y los rayos N al olvido.

La ciencia es un método de aproximación al conocimiento muy potente. Errores como el de Blondlot pueden permanecer más o menos tiempo pero, al final, acaban siendo descubiertos.

Pero, a pesar del poder de la ciencia como sistema, los científicos son gente como los demás, y pueden equivocarse, ser engañados y auto-engañarse tanto como cualquiera.

Casi toda la información de este post está extraída del libro de Federico di Trocchio "Las mentiras de la Ciencia".

Las fotos de Roentgen y Hertz son de la Wikipedia.

La foto de Blondlot está sacada de la página personal de Joachim Reinhardt.

He encontrado la foto de Wood en esta página dedicada a su biografía.

Otros post en este blog que hacen alusión a este:

Comentarios

[02 de Mayo de 2006 a las 13:53] Covenant
Supongo que el fallo no está en el método científico, está en las personas que lo aplican. No obstante, hoy en día es dificil que se ocurran casos como el Blondlot.
[02 de Mayo de 2006 a las 13:55] Covenant
Me ha fallado un trozo... :$
Quería decir, que hoy en día precisamente gracias a historias como esta es más dificil que ocurran casos (sin el "se" que he puesto antes) como el de Blondlot.
[02 de Mayo de 2006 a las 14:04] Allan Psicobyte
Covenant: "...es más dificil que ocurran..." Eso es casi obligarme a escribir otro post. ¿Que prefieres? ¿Fusión fría? ¿Memoria del agua? Ambos casos fueron muy sonados en los ochenta...
[02 de Mayo de 2006 a las 16:18] Ambros
Un estupendo recordatorio. Y aunque me encanta la ciencia podría añadir "celulas madre clonadas por Hwang". Un listado de las llamativas puede verse en http://www.bibliometria.com/una-cronologia-del-fraude-cientifico/.
Pero son solo una minoría llamativa estamos rodeados de otras muchas investigaciones con éxito. Para empezar los propios rayos X.
[02 de Mayo de 2006 a las 17:05] Veva
O bien Hume tenía razón y cuando las ciencias nos se refieren a la realidad, como las formales, sus afirmaciones son tautológicas pero no amplían el conocimiento y cuando se refieren a la realidad, como la física, amplían el conocimiento pero sus enunciados son sólo probables.
[02 de Mayo de 2006 a las 17:07] Covenant
No digo que no siga pasando, pero mientras que este caso pudo pasarse años antes de aclararse... Incluso después del artículo de Wood, Blondlot pasó años continuando su trabajo y defendiéndolo.

Hoy en día, estos casos suelen (y recalco el suelen) desenmascarárse de una forma mucho más rápida. Casos como el de Hwang no duran más de uno o dos años antes de que alguien demuestre su falsedad.

Eso es lo que pretendía decir... no obstante, te animo a que escribas otro artículo :D La elección te la dejo a ti, que pare eso vas a ser el artífice ;)
[02 de Mayo de 2006 a las 21:05] DraXus
Una historia muy interesante, no la conocía :)
[02 de Mayo de 2006 a las 23:42] -naan-
Hay que diferenciar las distintas cencias.

Las matemáticas estudian las propiedades de muchas cosas, pero nada que ver con la realidad (más allá de la necesidad humana natural de contar).

Por eso, porque no tienen nada que ver con la realidad, no ocurren estas cosas. Todo se demuestra a partir de lo que se tiene y lo que se tiene se demuestra a partir de axiomas... la matemática se monta a ella misma, se construye sola.

Haceos todos matemáticos.
[03 de Mayo de 2006 a las 10:42] Sota de Picas
Es que las matemáticas no son una ciencia, son un lenguaje...

(y ahora viene cuando me tiran piedras, claro)
[03 de Mayo de 2006 a las 19:38] JJ
Hay un cuento, que lei hace poco, basado en el hecho de que el descubrimiento de los rayos N hubiera sido cierto. El resultado, una ucronía en el que la potencia dominante del siglo XX era Francia. El protagonista era Mario Camús.
[04 de Mayo de 2006 a las 20:10] Cástor
En matemáticas y por ende en física, surgen teorías que requieren una demostración, ésto no siempre es posible, pero cuando se demuestra correctamente algo sustentándolo únicamente en leyes o hechos, es (o debería ser) irrefutable.

Contínuamente surgen teorías, y mientras sean teorías, sea quien sea quien las enuncie, serán simplemente eso, teorías.

Hemos llegado a un punto en el que es difícil demostrar nada (realmente hace 300 años también lo era) ya que se tratan temas demasiado complejos, y muchas veces por simple logística muy difíciles de verificar...

En cualquier caso, creo que sobre el debate simplemente se quería dejar claro que el hecho de que la física utilice las matemáticas como herramientas, le confiere un valor de verdad que no tiene la medicina, más dada al ensayo/error, pero lamentablemente es algo inevitable, ya que el propio azar que dió origen al ser humano está por encima de las leyes universales, y a pesar de lo mucho que nos conocemos, es increible lo que nos queda...

De todos modos no creo que se deba desmerecer la medicina bajo esta idea...
[02 de Mayo de 2010 a las 12:41] Unam
Las matemáticas son el mejor instrumento del que se ha dotado el ser humano para eplorar la realidad, y digo instrumento y no sólo ciencia. Así que NaaN, acaba lo que empezaste, guapa.
La verificación de teorías, aunque no soy científico, exigen, además de dedicación, mucho talento...o suerte. Se dice que si un detreminado hecho no es repetible y verificable en un laboratorio ese hecho es descartable. A mí esto me parece en parte lógico y en otra parte una falacia. No suele ser repetible de manera sistemática el repetir, valga la redundancia, el título del blog, es decir, psicofonías, sin embargo lamento deciros a los excépticos de pro (siempre va bien un cierto grado de excepticismo) que a peasr de todo se producen y nada hay más de certero o que sirva de prueba que el mismo hecho de los registros acústicos y visuales. Parece que el hecho (el de las psicofonías) carece de lógica y es absurdo, sin embargo yo diría, pues bueno, valientes, intentar demsotrar el hecho, que es indiscutible, con la teoría más certera que podáis elaborar y no aplicar la navaja de Okam (como se escriba) como si fuerais el barbero de Sevilla y negar la evidencia. Y podríamos seguir y seguir con otras cuestiones como el conejito de Duracell. Diría por último aquello tan conocido de : "la ausencia de la prueba no es la prueba de la ausencia" y sin embargo tenéis pruebas a raudales de cuestiones para los que los científicos o lo ciencia hoy por hoy no tienen una explicación válida. Otro día me pongo a hablar de creencias. Por cierto se decía no ha tanto tiempo: "todo lo que se proponga el ser humano en el terreno técnico podrá logarlo menos volar"...y hoy tenemos los cielos hechos una mierda, con perdón.
[09 de Septiembre de 2010 a las 18:35] i
que orrible la neta

[09 de Septiembre de 2010 a las 18:36] i
que orrible la neta ocea y que aburrido bueno cuando lo leey dije que asco y me di cuenta que era un reteasco.

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