Me acabo de enterar, por Microsiervos, que el Viejo Lem ha muerto.
Pocos autores supieron como él alternar entre (o mezclar, incluso) el humor, la crítica social y la filosofía. El hombre, enfrentado a lo incognoscible, a lo imposible de aprehender siquiera, fué siempre su tema favorito.
Ijon Tichy, Trurl y Clapaucio, el piloto Pirx, el profesor Tarantoga y muchos otros personajes han quedado huérfanos. Sus incondicionales, que somos legión, le echaremos de menos.