Será por la cosa de la crisis, pero este año le han dado el premio Nobel de economía (que, técnicamente, no es un premio Nobel, pero esa es otra historia) a Paul Krugman.
Krugman es uno de esos keynesianos partidarios del intervencionismo estatal que opinan que, si se deja a los mercados demasiado sueltos, acaban pasando barbaridades.
Como te imaginarás, para la mayoría de los liberales clásicos al uso, son poco menos que una panda de rojos bolcheviques.
Supongo que, para celebrarlo, se habrá ido de cañas con Stiglitz.
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