Hay veces que te curras un post. Tienes una idea que te parece interesante, te lo piensas bién, te documentas en libros y en Internet, escribes borradores, lo corriges y, cuando tienes un trabajo que te hace sentirte bien, lo publicas. Claro que estas veces son las menos, porque la cosa tiene bastante trabajo.
Y te encuentras con que prácticamente nadie lee tu "maravilloso" post.
Porque eres un aburrido, porque el tema no interesa a nadie... Por la razón que sea.
Como te puedes imaginar, resulta una situación bastante frustrante.
Otras veces escribes sobre cualquier tontería por cualquier razón, un "post rápido". Y dá la casualidad de que ese post se convierte en un "éxito de público". Llegan montones de personas a leer lo que hay escrito.
Una elección papal es, sin duda, un acontecimiento relevante. También supongo que, con la moda de las votaciones por SMS, el chiste estaba ahí. De modo que escribí un post alusivo al tema.
El contenido del post, al margen del chiste fácil que en sí mismo es, brilla por su ausencia. Solo aparecen una imágenes de unos pocos obispos "papables" acompañados de su nombre y un hipotético número de teléfono al que llamar para votar en favor de su elección como Papa. Unos minutos de photoshop y unas pocas líneas de texto. Solo eso.
Pero, hete aquí que uno de los obispos que aparece es Joseph Ratzinger. No tiene nada de extraño: Ratzinger apareció en todas partes como uno de los que tenían más posiblidades de salir elegido.
Y, además, alguien escribe un comentario aludiendo a las ahora famosas profecías de San Malaquías (Que ni son proféticas, ni están escritas por San Malaquías).
Y esto resulta en una combinación butal.
Ayer, con el resultado de la elección papal, montones de personas introdujeron en diversos buscadores la expresión "ratzinger malaquias" y similares. Y fueron a parar al post que te comento.
El resultado es que ayer las visitas a este blog se triplicaron, que el ridículo post en cuestión se ha puesto a la cabeza en número de visitas en este blog, y que ha ascendido vertiginosamente en el ranking de "los más comentados" (que no suele tener mucho movimiento, dicho sea de paso) hasta ponerse, en el momento de escribir esto, en tercer puesto.
Y entonces es cuando te planteas para qué estás escribiendo realmente, y si merece la pena dedicarle trabajo a esto.