En el siguiente planeta que encontró el principito vivía un bloguero. Tecleaba sin parar en su ordenador cuando le vió llegar.
-Ah! ¡Un visitante! ¡Buenos días! ¿Vienes a dejar un comentario?
-Buenos días -saludó el principito- No estoy muy seguro ¿Qué es un comentario?
- Un comentario es la respuesta que tú dejas tras leer uno de mis posts.
-¿Ah, si?- respondió el principito sin comprender nada. ¿Y qué son tus post?
-Son las cosas que escribo, como esta conversación, para que las lean otras personas y puedan hacer comentarios. Es como hablar con miles de personas.
-Yo poseo una flor con la que hablo todos los días. Y ella me responde y habla conmigo. ¿Para qué quiero tener miles de personas con las que hablar si ya tengo a mi flor?
-Podrías, entonces, hacer un blog sobre tu flor, y hablar cada día de ella y de lo que haces.
-Yo -respondió- riego mi flor todos los días, la protejo con un biombo cuando hay corrientes de aire y la cubro por las noches con una camapana. Además deshollino los volcanes todas las semanas, incluso el que está extinguido, arranco lo brotes de baobabs antes de que crezcan y me gusta ver puestas de sol cuando estoy triste. Pero no creo que quisiera escribir nada de eso. ¿Qué haces tú para luego contarlo en tu blog?
-Yo... -dudó el blogero- Yo escribo un blog.
-¿Escribes un blog para hablar de que escribes un blog?- Dijo el principito mientras se marchaba -¿No te parece un poco tonto?
-¡Dejame un comentario! Gritó el bloguero con desesparación al verlo marchar.
-Sin duda, dijo el principito, [...]