Al Fuckowski, por mandarme su libro "Fuckowski, memorias de un ingeniero". La cosa tuvo su gracia: Empezó escribiéndome en la línea de "me cago en la leche que te han dao" (pero en plan cachondeo, no me malinterpretes) porque me confundió, por mi verbo florido y lenguaje ocurrente, con una especie de troll que le dió la brasa hace tiempo. Y acabó mandándome por correo su libro. Me llegó el otro día (dedicado) y lo leí, de una sentada, esa misma noche.
Y al Kata, que tuvo la fortuna de encontrar en una librería de viejo el libro "Que difícil es ser dios" en la descatalogadísima edición de Acervo y, sabedor de que adoro a los Strugatski y no cediendo al justo y lógico impulso de quedarselo para sí (he de confesar que no creo que yo lo hubiera hecho en su lugar) me lo regaló (bajo la innecesaria promesa de presatarselo algún día).
Sí, ya lo sé: Tengo una suerte que no me la merezco.