La periodista y escritora Sara Martín García ha publicado un artículo en las páginas de religión del periódico "La Razón" un artículo sobre el Diseño Inteligente que me parece interesante comentar.
No es que crea que este artículo es especialmente diferente del resto de los que se pueden encontrar sobre esta versión del creacionismo. Muy al contrario, creo que es un ejemplo bastante representativo de los argumentos que sus defensores pueden usar, y por eso quiero aprovecharlo como un ejemplo para comentar el tema en general.
Antes de empezar, como adevertencia y para que no haya confusiones: No creo que sea nada "escandalosa" la aparición de ese artículo. Se trata de una columna de religión y es de eso de lo que habla. El que también trate de hablar de ciencia y demuestre un total desconocimiento del tema me parece algo desafortunado, pero a nadie se le puede censurar por hablar de lo que no sabe (yo lo hago sitemáticamente), y Sara Martín tiene todo el derecho a hacerlo. Y este post no tiene intención de ser una crítica personal a ella, que tiene el derecho a decir lo que se le venga en gana (personalmente, la animo a hacerlo).
Tras esta pausa publicitaria, empecemos a ver el artículo de Sara Martín, que empieza así:
No todo el mundo sabe que la teoría de Evolución de Darwin es sólo eso: una teoría, y no una ley probada científicamente.
Vamos por pasos:
La "teoría de la Evolución de Darwin" es, efectivamente, "una teoría". Lo que ocurre es que el término "teoría", en ciencia, tiene un sentido muy distino que el que le damos coloquialmente.
Para el uso coloquial se puede aplicar la primera definición de la RAE, que dice:
Conocimiento especulativo considerado con independencia de toda aplicación.
Pero un científico, cuando habla de una teoría, no se refiere a eso. Se refiere, más bién, a algo como lo que dá la segunda acepción del diccionario:
Serie de las leyes que sirven para relacionar determinado orden de fenómenos.
Cito de CPI, porque me parece una síntesis clara y concisa:
Cuando un científico usa la expresión "teoría",es esto lo que tiene en mente.
De modo que la "teoría de la Evolución de Darwin" no es "solo una teoría", si no "nada menos que una teoría".
Pero aún no han terminado los errores de este párrafo.
La "teoría de la Evolución de Darwin" es una teoría que intenta explicar un hecho. Y este hecho es la evolución. Hay pocos hechos más comprobados, verificados y demostrados. Las pruebas genéticas, taxonómicas, paleotológicas, químicas, incluso históricas son abrumadoras.
Los creacionistas suelen atacar la "teoría de la Evolución de Darwin" (En general con argumentos erróneos, manipulados o, más habitualmente, completamernte falsos) para, posteriormente, afirmar cosas del tipo "He rebatido la teoría, luego el hecho es falso".
Eso es algo así como decir "Einstein demostró que los cálculos de Cavendish para medir la gravedad eran incorrectos, luego la teoría de Newton es falsa, la gravedad no existe, y las cosas no caen". (Este argumento está calcado del típico argumento creacionista.)
Aunque Newton o Darwin y sus teorías respectivas hubiesen estado tremendamente equvicados, las cosas caen y las especies evolucionan.
Hay o ha habido muchas teorías que intentan explcar la evolución y, hoy día, la que ha resistido mejor cualquier escrutinio es la "teoría de la Evolución de Darwin".
Que, por otro lado, ha cambiado, se ha perfeccionado y desarrollado. Y ha dado lugar a muchas y distintas teorías que, aunque conservan el marco general (y, evidentemente, ninguna pone en duda el hecho a explicar), tratan de cargar el peso de la explicación en distintos matices. "teoría sintética", "programa adaptacionista", "teoría neutralista", "equilibrio puntuado" son solo algunos ejemplos de distintas formas de ver y explicar la evolución. Opuestas unas, complementarias otras. Porque la ciencia no es fé, está sujeta a cambio y revisión, y no pretende tener verdades absolutas.
Y frente a esta teoría que campa sin opositores en el mundo intelectual, allá por los años 80 Philip Johnson impulsó otra: la del Diseño Inteligente (ID, por sus siglas en inglés). Desde un punto de vista estrictamente científico y apoyada en la bioquímica, pretende demostrar que ciertos sistemas biológicos complejos no pueden ser explicados por la evolución de otras especies o por mutaciones fruto del azar, tal y como defiende Darwin.
El Diseño Inteligente, sin embargo, no es una teoría. Quiero decir, que ni siquera es una teoría. Efectivamente, "pretende demostrar que ciertos sistemas biológicos complejos no pueden ser explicados por la evolución de otras especies o por mutaciones fruto del azar". Pero solo lo pretende, no lo consigue.
Su base argumental es algo así como:
La no muy ardua tarea de encontrar los "agujeros" en la lógica del asunto te la dejo a tí. Sólo te apunto un detalle: Todo el argumento se basa en el desconocimiento de cómo evoluciónó alguna estructura. En una prueba negativa.
La estrucura de ejemplo más clásica es el ojo. el teólogo William Pawley se admiraba en 1802 de lo perfecto que es el ojo, para acabar afirmando que, evidentemente, tenía que tener un diseñador (que resultaba ser el diós de Paley, claro).
El argumento de Paley (o sus derivados) es el mismo que han usado desde entonces los creacionistas de todas las épocas: Si un ojo tiene que evolucionar desde algo mucho más simple ¿Qué pasa con los estados intermedios? ¿De qué sirve un ojo a medio evolucionar?
Fué el mismo Darwin el que mostró una posible ruta de ejemplo a través de ojos de animales existentes, demostrando que todos los pasos intermedios eran posibles y útiles a sus portadores.
Despues del ojo, los partidarios del diseño inteligente han ido buscando cada vez ejemplos más extraños y, a ser posible, menos conocidos, como, por ejemplo, el flagelo de algunas células o las complejas cadenas de reacciones químicas de algunos procesos biológicos. Conforme se les demostraban posibles rutas evolutivas para sus ejemplos, los creacionistas buscaban otra estructura más rara...
Pero siempre se basan en lo mismo: "No entiendo como puede ser, luego no puede ser".
De modo que el Diseño Inteligente no es una teoría científica.
Para el ID, por el contrario, detrás de estas complejidades imposibles de comprender hay un propósito definido por un "agente inteligente" o Dios.
Lo sé. Sin duda tú también te estás preguntando que de donde sacan a Diós ¿Ese diseñador no podría ser un extraterrestre? ¿o Superman? ¿o el ratoncito Perez?
Pero "el problema de permitirle a Dios un papel en la historia de la vida no es que la ciencia dejaría de existir, sino que los científicos tendrían que reconocer la existencia de algo que está fuera de las fronteras de la ciencia", explica Johnson.
No, el problema no es ese. El problema es que Johnson se está sacando a Dios de la manga. Y eso no es ciencia.
Es decir, que el ID no acepta que de la materia pueda surgir la inteligencia o el espíritu, ya que existe una "discontinuidad" evidente.
Este párrafo comienza con la expresión "Es decir", lo que hace pensar que el enunciado que le sigue se deduce de lo anterior, pero yo no veo el nexo lógico por ningún lado. La frase "que de la materia pueda surgir la inteligencia o el espíritu" suena muy molona pero, si te fijas, no tiene sentido (oviando el hecho de que mezclar "inteligencia" y "espíritu" en este contexto es absurdo). Este tipo de enunciados es mejor que los discutan los metafísicos. Y la evidencia de esa pretendida "discontinuidad" está aún por verse.
Esto repetía también uno de sus defensores, el cardenal Schönborn, el pasado 7 de julio en un artículo publicado en el diario estadounidense "New York Times" titulado "Finding design in nature" ("Descubriendo el diseño en la naturaleza") a propósito de la polémica escolar en EE UU por la inclusión o no del ID en el currículo educativo.
De lo que se deduce que el ta cardenal Schönborn tampoco sabe nada de biología.
Y es que desde que George Bush consideró públicamente que sería positivo que los estudiantes conocieran las dos versiones que explican el surgimiento de la vida en la tierra, las críticas no han dejado de arreciar sobre la llamada "alternativa al evolucionismo".
Fue el pasado 1 de agosto cuando un grupo de reporteros de Texas acudió al salón Roosevelt para mantener una entrevista. Allí, uno de los periodistas le preguntó al presidente si consideraba importante impartir ambas posturas en la escuela: "Creo que parte de la educación es exponer a la gente diferentes escuelas de pensamiento", aseguró George Bush.
Sí, has leído correctamente. George Bush (el hombre al que Diós ayudó a superar su alcoholemia) se ha mostrado varias veces a favor del diseño inteligente (aunque, en realidad, es más partidario del creacionismo bíblico), y ha dicho varias veces que la evolución es "solo una teoría" (¿te suena?).
La trampa es la misma que hemos visto antes. No son diferentes escuela de pensamiento. La evolución es ciencia. El diseño inteligente es religión (una religión muy concreta) pobremente camuflada, y no una "alternativa al evolucionismo".
Desde ese momento, en más de 20 de los 50 estados del país comenzaron los debates sobre el tema.
En realidad, los debates habían comenzado antes, y por eso el periodista preguntó a Bush.
Uno de los casos más llamativos es el de la localidad de Dover, en Pensylvania, donde una frase incluida en los planes de estudio ha acabado en los tribunales: "Los estudiantes van a ser advertidos sobre las lagunas y los problemas de la teoría de Darwin y (...) y deben ser expuestos a teorías alternativas como la del Diseño Inteligente".
A estas alturas, ya te habrás dado cuenta de la clase de gilipollez que representan este tipo de propuestas. Y, de nuevo, tenemos la trampa de las "teorías alternativas".
El tema de Dover tiene bastante más "chicha" dee lo que parece indicar nuetra periodista. Dale un vistazo al post que publicó Daurmith al respecto, que merece la pena.
Darwin también dudó. De estas lagunas descubiertas en el evolucionismo también ha advertido Santiago Collado, licenciado en Física y doctor en Filosofía de la Universidad de Navarra. Collado recuerda, además, que Darwin tampoco estaba totalmente convencido de que su teoría fuera irrebatible. De hecho, el investigador inglés reconoció en su tiempo que "si se demostrara la existencia de un órgano complejo que no pudo haber sido formado mediante numerosas y leves modificaciones sucesivas, la teoría de la evolución se desmoronaría por completo".
El que Darwin dudase o nó puede ser un tema interesante, pero Santiago Collado, de la Facultad Eclesiástica de Filosofía de la Universidad de Navarra, si realmente ha dicho lo que pone aquí, es un poco tramposo.
Darwin efectivamente dice eso en el capítulo VI del Origen de las especies , pero la frase está incompleta. Lo que Darwin dice es:
(Las negritas son mías, claro)
La eliminación de la última parte de la frase, añadido a lo de "Darwin tampoco estaba totalmente convencido", hace sospechar de cierta mala intención en la cita.
No es casualidad que el propio Charles Darwin finalizara en 1889 su mítico ensayo sobre "El origen de las especies" con un himno al Creador...
No, no es casualidad que Darwin, que abandonó una carrera eclesiática (y otra como médico) por la Historia Natural, mencione a Diós. Lo que no quiere decir (como parece sugerir nuestra periodista) que sintiese flaquear su confianza en su trabajo científico. Muy al contrario. Darwin termina el Origen de las Especies con estas hermosas palabras:
No parece que dude o se retracte de nada ¿verdad?
Por mucho que piensen algunos fanáticos religiosos, La evolución no es una "teoría atea" ni nada parecido (al menos, no más atea que la bioquímica o la física). Para la mayoría de los creyentes, Darwin no supone ningún obstáculo a su fé. El propio Darwin fué derivando con el paso del tiempo a un cierto agnosticismo (palabra que, por cierto, acuñó su amigo y azote de creacionistas Huxley) pero, en mi opinión, en ello tuvo más peso su vida personal (en especial la muerte de su hijo) que su teoría.
Por su parte, el Magisterio de la Iglesia no se opone al evolucionismo como teoría científica que es, pero sí a ciertas ideologías escondidas detrás de algunas de sus versiones más materialistas. Por eso recuerda que "no se puede excluir 'a priori' la causalidad divina en la creación: la ciencia no puede ni afirmarla, ni negarla". Esta postura fue ratificada por Benedicto XVI en su homilía del pasado 24 de abril, en la ceremonia de inicio de su Pontificado, cuando avisó que "no somos el producto casual y sin sentido de la evolución. Cada uno de nosotros es el fruto de un pensamiento de Dios".
La postura de la iglesia católica al respecto es religión y no ciencia, de modo que no tengo nada que decir.
Referencia de las imágenes:
Foto de Sara Martín García obtenida de su página en la editorial Voz de Papel.
Foto de Philip E. Johnson obtenida de la página de la ORU Alumni Foundation.
Foto de Santiago Collado obtenida de un reportaje fotográfico del seminario Ciencia, Razón y Fe.