Psicofonías

(algo así como el blog de Psicobyte)

Vidas anteriores

Ojo: Que esto es largo y, probablemente, aburrido (Luego no digas que no te he avisado).

Una mujer norteamericana que, bajo hipnosis recordó detalles increibles de una anterior reeencarnación. todo el mundo lo sabe.

Las leyendas urbanas son esas historias que todo el mundo conoce, que forman parte del acervo cultural y que, además, son falsas.

Ya hice una vez una pequeña selección de mis propios mitos indemostrados, pero la lista es infinita.

La hipnosis, por ejemplo, es una de esas cosas que valen para todo. Desde dejar de fumar hasta aprender inglés es fácil gracias al poder de magos de salón, sacerdotes nueva era y psicólogos metidos a mesmeristas.

En concreto, la hinosis parece haberse revelado como la herramienta definitiva para recordar cosas olvidadas. Dificilmente saldrá el tema de la hipnosis regresiva sin que alguien mencione, sin el menor asomo de duda que está científicamente comprobado.

Bajo la hipnosos regresiva la gente consigue recordar detalles mínimos, como el color de ojos de la tercera persona con la que te cruzaste al bajar del autobús el día anterior a tu último cumpleaños. Incluso recuperan recuerdos de su infancia o, llegando casi al límite, de la vida en el útero materno. Su poder parece ilimitado.

Más aún: Sujetos bajo hipnosis han logrado recordar vidas anteriores, siendo esta la prueba más espectacular de la reencarnación.

La lógica del asunto es cristalina:

podemos recordar el pasado, aunque a menudo olvidamos cosas.

Bajo hipnosis, podemos recordar cosas olvidadas hace mucho tiempo.

Se puede hacer a un hipnotizado retroceder en el tiempo, y recordar incluso la vida en el útero.

Sujetos bajo hipnosis han retrocedido aún más, recordando vidas pasadas.

Luego la reencarnación existe.

Y todo esto está científicamente demostrado.

Pero ¿Alguien se ha molestado en investigar científicamente ese supuesto poder de la dichosa hipnosis regresiva?

La memoria

Para empezar, deberíamos ver cómo funciona nuestro cerebro a la hora de recordar algo.

Seguramente esta mañana te has despertado, incorporado en la cama, y te has puesto tus zapatillas. Detente un momento en la lectura de este post e intenta recordar cómo ha sido esa escena.

...

¿Aún no?

...

Vamos, despues de todo ha sido esta misma mañana.

...

Bién. ¿Qué has recordado?

¿Ha sido algo parecido a una imagen del techo o el despertador al abrir los ojos, seguida de un primer plano de tus manos al alzar las sábanas y la visión de tus piés que buscan las zapatillas?

¿O más bién te has visto a tí mismo, como si fueras una tercera persona, mientras hacías todas estas cosas?

Si tu caso es el segundo (como es lo normal), deberías ahora planteartelo: No has podido verte a tí mismo. Lo que recuerdas no es lo que has visto.

Desde hace mucho sabemos que la memoria es una tramposa, y nuestra mente una traidora. Recordar no es un mero acto pasivo de traer una imagen de una escena pasada, sino una tarea activa, en la que tu mente reconstruye la escena. Y puede agregar, sustraer o modificar detalles. No es como reproducir un vídeo, es como contratar actores para volver a representar la película.

Desde los setenta, la psicóloga Elizabeth F. Loftus ha estado llevando a cabo una serie de experimentos en los que ha demostrado que la información adicional modifica el recuerdo. Según relata una de sus primeras experiencias:

[...] participants viewed a simulated automobile accident at an intersection with a stop sign. After the viewing, half the participants received a suggestion that the traffic sign was a yield sign. When asked later what traffic sign they remembered seeing at the intersection, those who had been given the suggestion tended to claim that they had seen a yield sign. Those who had not received the phony information were much more accurate in their recall of the traffic sign.

Que, traducido, dice:

[...] los participantes veían un accidente automovilístico simulado en un cruce con un STOP. Después de la proyección, la mitad de los participantes recibieron una sugerencia de que el signo de tráfico era un "siga". Cuando posteriormente se les preguntó acerca de qué señal recordaban haber visto en el cruce, los que habían recibido la sugerencia tendían a afirmar que habían visto una señal de "siga". Aquéllos que no habían recibido la información errónea fueron mucho más precisos en su recuerdo de la señal.

En otros experimentos Loftus pudo implnatar recuerdos de acontecimientos que ni siquiera habían ocurrido (como perderse de niño en unos grandes almacenes).

Loftus llamó a este efecto (que ya es un clásico de la psicología) "Síndrome del falso recuerdo".

La hipnosis

La hinosis es un procedimiento por el cual se hace a una persona concentrarse y entrar en un estado de relajación con alta susceptibilidad a la sugestión. Es una técnica que, desde Freud, ha sido usado (y abusado) por los psicólogos de todas las épocas. Es por tanto natural que haya una inmensa bibliografía al respecto. Lo malo es que esta bibliografía no apoya para nada la hipótesis del "recuerdo mejorado". Muy al contrario, la desmiente taxativamente. He aquí algunos ejemplos:

McConkey y Sheehan demostraron que la hipnosis no aumentaba la capacidad de recordar, pero que sí aumentaba la confianza en el recuerdo. Es decir, que el recuerdo no es más fiable, pero el hipnotizado cree que sí. Además, otros experimentos dieron como resultado que los efectos de la hipnosis varían en función de las espectativas del sujeto: Si cree que le ayudará a recordar, recordará (pero no por ello será un recuerdo más fiable). Si cree que le paralizará, se sentirá paralizado.

El psicólogo Nicholas Spanos demostró que la hipnosis es un proceso relaccional entre el hinotizador y el hipnotizado, en el que el segundo tarata de captar y cumplir las espectativas del primero, de modo que el resultado es, en cierto modo, consensuado entre ambos.

Este último efecto es sutil. Si el hipnotizador pregunta, por ejemplo, "¿De qué color eran las cortinas?", el sujeto tratará de dar la respuesta que considere más adecuada aunque no existieran tales cortinas.

Otros estudios han demostrado que, cuando un adulto "regresiona" a su infancia no se comporta como un niño, sino como un adulto considera que se comporta un niño. Cuando "regresa" al útero, el sujeto adopta lo que el cree que es la posición fetal.

La reencarnación

Algunas religiones orientales, herederas del Induismo y el Budismo, tienen la reencarnación como tema fundamental de su filosofía.

La idea básica es que, cuando alguien muere, su alma (o algo similar) renace de nuevo como otra persona.

Sorprendentemente, parece que en occidente no se le ha ocurrido a nadie una idea similar. Aquí, tradicionalmente, la gente muere una sola vez y, según la religión concreta, pasa a otro tipo de existemcia o espera al final de los tiempos para reencarnarse como la misma persona.

A finales del siglo XIX, con el auge de la teosofía y el espiritismo, la idea de la reencarnación fué importada de oriente, y comenzó a adquirir importancia con la filosofía hippie y, más recientemente, el movimiento new age.

Hasta que, en 1954, Morey Bernstein escribió tres artículos para Empire Magazine y, en 1956, un libro titulado "La búsqueda de Bridey Murphy", en el que relataba una serie de reveladoras sesiones de "hipnosis regresiva" hechas en 1952 a Ruth Simmons (es un alias, su verdadero nombre era Virginia Tighe), un ama de casa de Puebla, Coloroado. El libro fué un éxito de ventas, se tradujo a varios idiomas (entre ellos el español) y dió lugar al menos a una versión cinematográfica.

La emocionante histoira de Bridey Murphy

Durante la hipnosis, Virginia retrocedió en el tiempo, recordó su propia niñez y nacimiento, e incluso logró retroceder a una vida pasada, en la que ella era una pelirroja irlandesa llamada Bridey Murphy.

"Bridey Murphy", que tenía un marcado acento irlandés, decía haber nacido el 20 de diciembre de 1798 en Cork, hija de Duncan y Kathleen. Habló de su boda con Sean Brian Mcarthy a los 17 años y su consiguiente traslado a una casa de Belfast. Habló de la muerte de su hermano siendo aún niño y describió también su propia muerte, acontecida a causa de una caída por unas escaleras en 1864.

Pero lo más espectacular eran los detalles que lograba aportar. Pese a que Virginia nunca había estado en Irlanda, sus descripciones del entorno eran bastante detalladas, como cuando describía la "iglesia de Santa Teresa" y su ubicación, la tienda del Señor Farr, donde Bridey hacía sus compras, o la región donde estaba ubicada "Las Praderas", la casita de madera donde vivía.

Een 1954, un periodista del Denver Post llamado William Barker viajó a Irlanda para investigar el relato de Virginia. Los resultados de esta investigación, un suplemento de doce páginas titulado "La verdad sobre Bridey Murphy", fueron fascinantes.

Los detalles de la historia de Bridey eran ciertos: los paisajes eran tal como ella los describía, la "iglesia de Santa Teresa" existía realmente donde ella había dicho, la pequeña tienda de Farr, también.

Puntos Oscuros

Pero, pese a la conmoción que supuso la publicación de estos datos, había algunas cosas que resultaban, cuando menos, extrañas:

En Cork nadie recordaba a ninguna Bridey Murphy. No aparecían registros de su nacimiento, ni de su boda o muerte. Tampoco había nada sobre sus padres, su hermano muerto, su esposo, etc.

La iglesia de la que hablaba existía, pero no había sido edificada hasta 1911, 47 años tras la supuesta muerte de Bridey.

Nadie sabía nada de "Las Praderas" ni, en realidad, de ninguna casa de madera (muy habituales en USA, pero no así en Irlanda).

En 1956, el periódico Chicago American comenzo otra investigación, pero esta vez no viajaron a Irlanda buscando a Bridey, si no que se centraron en USA y la infancia de Virginia. Sus descubrimientos también fueron muy interesantes.

Virginia había tenido una vecina irlandesa que solía cuidar de ella y contarle historias de su niñez, transcurrida precisamente en la región de la que Virginia hablaba.

La hermana de esta vecina había muerto de una caída como la que relataba Virginia, y su hermano pequeño también había muerto como en su relato.

El nombre de esta vecina era, precisamente, Bridey Murphy.

Ahora, saca tú mismo tus propias conclusiones.

Testículos, avispas, un informe y la película

El hilo conductor de este post es especialmente tenue y, la verdad, algo traído por los pelos. Pero, si me sigues hasta el final, verás que el título está plenamente justificado.

Los Testículos

Aludir con su nombre a aspectos sexuales (tanto fisiológicos como conductuales o sociales) del ser humano se suele considerar, cuando menos, de mal gusto. A menudo, incluso, como algo escandaloso.

Por otro lado, cierta herencia (probablemente machista) del lenguaje hace identificar algunas cualidades morales con características sexuales.

Así es por ejemplo el caso del valor y los testículos: "Tener cojones" es sinónimo de "Ser valiente".

Pero, como ya te he comentado arriba, la alusión directa a los testículos no se considera de buén gusto. De modo que tirando un poco de metáfora, "Tener huevos" puede servir para aludir a lo mismo.

Cabe notar que, para encontrar el parecido entre un huevo y un testículo, hace falta cierta imaginación. Pero la imaginación humana parece ser ilimitada para estas cosas, y todo el mundo suele captar sin problemas que, en la frase anterior, un huevo vale por un téstículo.

Precisamente porque todo el mundo lo entiende, la alusión a los huevos también se considera de mal tono, nada adecuada para, por ejemplo, una cena en casa del embajador.

De modo que se recurre a metáforas más desusadas y neutras, como la de "Tener agallas".

La mayoría de los peces usan para respirar unos órganos que no remedan, ni lejanamente, la apariencia de un testículo. Son esos órganos a los que comunmente llamamos "agallas".

Por otro lado, no se puede decir que los peces sean especialmente conocidos por su valor, ni que el hecho de tener bránquias aporte una imagen de valentía a nadie.

Agalla de roble

Pero es que exiten otras "agallas" que no tenen nada que ver con órganos respiratorios.

Ciertos árboles presentan, a veces, unas excrecencias de forma redondeada en sus ramas o, mas a menudo, en el envés de sus hojas, a las que también se conoce como "agallas".

Una mente lo suficientemente imaginativa para asociar un testículo con un huevo tampoco debería tener problemas para verle la similitud con estas "agallas". Especialmente con las más frecuentes, que son las del roble, y que puedes ver en la imagen de la izquierda.

Con lo que volvemos al tema original: "agallas" es sinónimo de "cojones", pero evitando, como te decía al principio, el escándalo de hablar de los órganos sexuales con su nombre.


Las avispas

Pero, volviendo a los árboles. ¿Qué son las dichosas agallas?

Pueden deberse a infecciones de hongos, bacterias u otros microorganismos, pero la principal causante es una familia de insectos, que reciben el poco poético pero descriptivo nombre de "avispas formadoras de agallas" (Técnicamente, son la familia Cynipidae).

Se trata de unas pequeñas avispas, cada una de cuyas especies está especializada en parasitar una planta concreta. Eligen para ello zonas en crecimiento, como brotes, hojas, etc, donde haya células en fase de división. Clavan allí su ovopositor y depositan uno o más huevos en el interior de los tejidos de la planta.

Ciertos compuestos presentes en el huevo o producidos por la larva estimulan, no se sabe muy bién cómo, el crecimiento del tejido circundante, lo que crea una hinchazón en este (la agalla en sí).

La agalla sirve entonces de refugio y alimento a la larva, que pude crecer y engordar cómodamente a salvo de los peligros del exterior.

Existe un montón de especies de estas avispas parásitas, y su estudio tiene, además del natural interes científico, un gran valor comercial: Muchos cultivos tienen su propia avispa parásita, y es conveniente saber cómo combatirlas. Además, de algunas de estas agallas se extraen compuestos químicos de interés farmacológico e industrial.

El informe

Alfred Kinsey

Durante la primera mitad del siglo XX el profesor Alfred Kinsey, de Harvard, se dedicaba al noble, necesario, quizás interesante, pero poco reconocido campo de la taxonomía. Concretamente de la misma familia Cynipidae que te he comentado.

Los taxónomos son gente bastante peculiar: Si no tienes una especie de obsesión por recopilar montones de ejemplos de una misma cosa, no eliges esta profesión.

Y Kinsey tenía esa manía.

Recorrió Estados Unidos recopilando, clasificando y describiendo miles de ejemplares de unas avispas que suelen medir menos de un milímetro, y creó la mayor colección de estos insectos.

Un trabajo de chinos, oye. Pero no es uno de esos trabajos que te llevan a la fama mundial.

Pero un día la vida de Kinsey iba a cambiar drásticamente.

La universidad de Harvard quería impartir una especie de curso de "Introducción al Matrimonio", para parejas que estaban a punto de casarse. Básicamente querían explicarle a los estudiantes todo el asunto ese de "de donde vienen los niños" que se supone que ya debían haberles contado sus padres. No era una tarea demasiado interesante ni agradable, y le encomendaron el trabajo a él.

Cuando Kinsey comenzó a dar esas clases, se dió cuenta de varias cosas:

La primera de ellas era que los estudiantes sabían bastante poco al respecto.

La segunda, que él mismo tampoco sabía demasiado.

Y, la tercera fué que no había estudios ni investuigaciones serias disponibles: Simplemente, nadie sabía realmente dar respuesta a las preguntas que le hacían sus alumnos.

Y como Kinsey era un taxónomo con mentalidad de taxónomo, hizo lo que habría hecho cualquier taxónomo: Recopilar montones de ejemplos de una misma cosa. En este caso, la vida sexual de la gente.

Una investigación sobre las respuestas a una serie de cuestionarios de unos 5.000 individuos acabó conformando, en 1947, un informe de 840 páginas titulado "Sexual behavior in the Human Male" Más conocido hoy día como el "informe Kinsey".

El Informe hablaba sin tapujos y sin hacer juicios de valor sobre la sexualidad, y molestó, enfadó y escandalizó a gante de diverso tipo a todo lo largo del país. Porque, ya sabes, hablar abiertamente de cuestiones sexuales se suele considerar, a menudo, como algo escandaloso.


La película

El director de cine Bill Condon ha rodado una película sobre la vida de nuestro entomólogo protagonizada por Liam Neeson (Que, por cierto, no se parece en nada al personaje). No sé si saldrán las avispas, pero seguro que se hablará mucho de sexo.

La película ha sido rodada fuera de los circuitos de Hollywood (como no podía ser de otro modo) y ya ha escandalizado a muchos en su país de origen.

Y, es que, como te decía al principio:

Aludir con su nombre a aspectos sexuales (tanto fisiológicos como conductuales o sociales) del ser humano se suele considerar, cuando menos, de mal gusto. A menudo, incluso, como algo escandaloso.

La Pila

Chicago 2 de Diciembre de 1942 a las 15:45 (en el momento de publicar este post hace exactamente 62 años).

Ese día, los escasos asistentes al estadio Stagg Field de la Universidad de Chicago no habían ido a ver un partido de voleibol. Estaban allí, para bién o para mal, para hacer historia.

Bajo las gradas del estadio, una gran estructura de madera sostenía una construcción de bloques de grafito (grandes ladrillos cúbicos que le valieron el nombre de "pila" al artefacto), con aberturas en las que se incrustaban barras de cadmio y acero boratado, y que contenía capas de uranio metálico, óxido de uranio, y grafito.

Todas las barras de control estaban fuera de la pila hacía rato, salvo una de las de cadmio que llevaba casi dos horas siendo extraida lentamente.

Los contadores habían estado indicando el constante aumento de neutrones a lo largo de la operación. Cuando la barra fué extraida completamente, la reacción continuó, automantenida. Enrico Fermi, Leo Szilard y todos los que participaban en el experimento secreto se miraron satisfechos: La primera reacción de fisión controlada ardía en el interior de la pila atómica.

Para lo mejor y para lo peor. Para la gloria y para la destrucción. Para el conocimiento y para la estupidez:

La humanidad había nacido a la era atómica.

Condones y Selección natural

Estupideces, medias verdades y flagrantes mentiras de los obispos aparte, el condón es, acutalmente, el arma más eficiente de la que disponemos en la lucha contra el SIDA.

Pero, tranquilo, hoy no es mi intención descargar mi hiel sobre la curia, a pesar de todo.

Los condones tienen dos efectos sobre el SIDA: El primero, inmdeiato y ampliamente conocido, es de actuar como barrera. Si los virus no sobrepasan la capa de latex y no llegan a tí, no puedes infectarte. Obvio.

El segundo es mucho más interesante y sutil, tiene que ver con la selección natural y esas cosas que comento por aquí de vez en cuando, y es de lo que realmente quería hablarte hoy (Lo del SIDA, en realidad, es una escusa).

Pongámonos en sutuación:

Cuando una persona está infectada por el virus del SIDA, lo que tiene en su cuerpo en realidad es una población de virus ligeramente diferentes (porque el virus muta dentro del organismo). Algunos de ellos son más activos y se reproducen más rápido que otros.

Estos virus están, en cierto modo, en competencia entre ellos. En una especie de carrera a vida o muerte, aquellos virus más rápidos en reproducirse e infectar nuevas células aventajan a los otros.

Esto hace que, normalmente, se seleccionen las cepas del virus más insidiosas.

Si solo contara este efecto, la enfermedad sería cada vez más rápida y mortal, pero estamos mirando esto a la escala de un solo organismo enfermo. La enfermedad tiene que transmitirse entre hospedadores (o sea, contagiarse), y los virus tienen aquí un problema.

Porque, si la enfermedad es muy rápida en matar o inutilizar a su hospedador, este no podrá transmitirsela a otros.

Voy a intentar explicarte esto mejor con un ejemplo simplificado:

Supongamos que hay dos enfermos con dos distintas cepas de virus. El primero de ellos tiene una enfermedad de efecto rápido acaba con él en un año, y el segundo tiene otra más lenta que le permite diez años de vida.

Suponiendo que un enfermo tiene la posibilidad de contagiar a una persona al año, el primer enfermo (el rápido) solo podrá contagiar a otra persona. Mientras que el segundo (lento) podrá contagiar a diez nuevas víctimas de la enfermedad.

Esto otorga una ventaja selectiva a los virus "lentos", que pueden propagarse más en la población de hospedadores.

En el ejemplo hablo de virus que "matan" a sus hospedadores, pero esto no es necesario para que se dé este efecto: Simplemente con que las posibilidades de contagiar a otra persona se vean reducidas, los virus de ese enfermo, como grupo, se verán perjudicados.

De modo que la selección individual dentro del organismo enfermo tiene una tendencia opuesta a la selección de grupo entre organismos hospedadores. A pesar de que dentro de cada enfermo se tiende a un aumento de la actividad de los virus, se puede ver que en la población de hospedadores en general, hay un valor límite del que no pasa la enfermedad.

Esto es una forma del llamado "conflicto genómico" (más concretamente, habría que decir "conflicto genómico entre niveles") y es, probablemente, uno de los aspectos más interesantes de la selección natural.

vale, pero ¿qué tienen que ver aquí los condones?

Porque al usar preservativos introducimos un nuevo elemento en la ecuación que prima a los virus "lentos" respecto a los "rápidos". Si la gente usa condones (aunque no lo haga todo el mundo ni todo el tiempo), las probabilidades promedio de que se transmita la enfermedad disminuyen y, por tanto, se dá aún más ventaja a las cepas que tengan efectos menos deletereos para el hospedador. Las cepas mas insidiosas pierden ventaja en la población.

Veamoslo de este modo:

En el ejempo que hemos visto antes, las probabilidades de contagio eran de una al año. Supongamos que, en promedio, la gente usase el condón en una de cada dos ocasiones. Entonces, la probabilidad de que el virus pase a otro hospedador se reducirán a una cada dos años de media.

Por tanto, sorprendentemente, el uso generalizado de condones tiene un efecto beneficioso, incluso, sobre aquellos que no los usan. Porque hace más probable que sean afectados por una versión más moderada de la enfermedad.

Los condones son buenos hasta para los obispos.

En realidad, este post sobre el conflicto de niveles y la selección de grupos lo tenía ya hace tiempo en mente. Tenía pensado hablar del myxoma de los conejos, que es el ejemplo típico de esto, o de los gorgojos de la harina de Michael Wade, que es el experimento más famoso. Pero creo que es más interesante (y clarificador) hablar del SIDA y los condones. Además, hoy es el día internacional de la lucha contra el SIDA, y era esto, o cabrearme otra vez con las declaraciones de los obispos...

Mejor estar un poco enfermo

Vale: El título de este post suena bastante estúpido: ¿Desde cuando es bueno estar enfermo, aunque sea un poco? Dame algo de tiempo, porque tengo que empezar desde el principio, y te lo explico.

Las enfermedades genéticas son muy poco frecuentes, porque la selección natural es implacable.

Míralo de este modo:

Si una persona tiene alguna enfermedad genética, tiene más probabilidades de morir (o de vivir en "peores condiciones") y, por tanto, esos genes que portan la enfermedad tienen menos oprtunidades de pasar a la siguiente generación.

Los genes que perjudican a sus portadores, como los marineros que destrozan su propio barco, no tienen muchas probabilidades de llegar a buén puerto.

Si la enfermedad es grave, en unas pocas generaciones será eliminada de prácticamente toda la población. Si es más benigna, podría tardar mucho más.

Esto no es exactamente cierto. Es muy dificil que una mutación se elimine competamente de una población: Casi siempre queda un pequeño remanente en individuos dispersos. Pero, a efectos prácticos de este post, podemos hablar de que se elimina "completamente".

Esto que parece tan evidente y que he explicado tan sucintamente tiene algunas escepciones que conviene matizar:

Primero: Algunas enfermedades se manifiestan despues de pasado el periodo de fertilidad del individuo (o sea, en la vejez). La selección natural es "ciega" en estos casos porque, al ser afectado después de tener descendencia, no hay nada que impida que esos genes se transmitan de generación en generación.

Y, sin embargo, hay algunas interesantes enfermedades que, aunque actuan a partir de una edad temprana, se mantienen en el acervo genético de algunas poblaciones (y luego, como bonus, veremos el porqué de este "algunas").

Una de estas enfermedades (y la causa de que esté escribiendo este artículo) es la talasemia.

La talasemia es una enfermedad genética, en la que un gen produce una proteína "defectuosa" que provoca que se produzcan menos glóbulos rojos, que estos sean menos eficientes y, encima, duren menos.

Además, tiene una serie de efectos colaterales, como la acumulación de hierro en varias partes del organismo como el hígado y el bazo, deformidades óseas, insuficiencia en el crecimiento...

La mala noticia es que se trata de una enfermedad con un alto índice de mortandad.

Pero, esta vez, hay un par de noticas buenas:

La primera es que la talasemia, tal como la he descrito, es la llamada "Talasemia mayor", y se manifiesta solo en individuos homocigóticos (es decir, en los que tienen dos copias del gen "defectuoso"). Los individuos heterocigóticos (que tienen una sola copia "defectuosa") no tienen casi problemas: La "talasemia menor" consiste apenas en algo de anemia (sus glóbulos rojos son más pequeños).

Salvo casos de ciertas enfermedades como el síndrome de Down, y con la excepción de algunos genes ubicados en los cromosomas sexuales (X e Y), todos tenemos dos copias de cada gen: Uno heredado de nuestro padre y el otro de nuestra madre. Cuando estos dos genes son iguales, decimos que el individo es "homocigótico" para ese gen. Cuando son distintos, decimos que es "heterocigótico".

Como ya he dicho antes, la selección natural es implacable: Una enfermedad genética que solo se manifestase en su estado heterocigótico tardaría más en ser eliminada del acervo genético, pero lo sería con el suficiente tiempo.

Pero la talasemia (y esta es la segunda buena noticia) tiene un ventaja de su parte: Confiere cierta protección contra la malaria.

Es decir: Un individuo que tenga aunque sea un solo gen de la talasemia está más protegido contra la malaria que otro que no tenga ninguno.

De modo que la cosa queda así: En un lugar donde abunde la malaria lo mejor es tener un solo gen de la talasemia, porque estarás protegido de la malaria, y no padecerás la talasemia.

Sin embargo, tus hijos estarán jugando a una arriesgada lotería: Aquellos que hereden una sola copia del gen estarán en la misma situación afortunada que tú, pero los que hereden dos copias o no hereden ninguna habrán tenido mala suerte en esta "ruleta rusa genética". Los primeros padecerán la talasemia, y los segundos se la jugarán ante la malaria.

En, por ejemplo, el norte de Europa, no se dá la malaria. Allí la talasemia no ofrece ninguna ventaja a su portador, por lo que es una enfermedad extremadamente infrecuente. En el sur de Europa, sin embargo, se ha dado mucho más la malaria históricamente. Y allí la talasemia es relativamente frecuente.

La malaria la provoca Plasmodium, un parásito unicelular que se transmite de enfermos a sanos a través del mosquito Anopheles. Este mosquito necesita un clima húmedo y cálido, de ahí que se dé más esta enfermedad en ciertas regiones que en otras.

Estar un poco enfermo es, evidentemente, mejor que estar muy enfermo.

Pero como hemos visto (y con esto queda explidado el título de este artículo), en ciertas condiciones muy concretas, también es mejor que no estar nada enfermo. La pequeña protección que la talasemia ofrece ante la malaria es la razón de que esta enfermedad haya sobrevivido hasta hoy día.

Y, para confesar la razón por la he escrito este post, una nota final: Esta ventaja ante la selección natural es la culpable de que, en el cóctel genético de una preciosa y encantadora amiga mía, exista una (y solo una, afortunadamente) copia de un gen que hace que su sangre sea un poco más ineficiente a la hora de transportar oxígeno.

Al menos, puede sentirse un poco más segura que los demás frente a la malaria.

Este post se lo dedico, evidentemente, a mi talasémica favorita.

PPCMS 2022